arís. Desde que se eliminó el control del Estado sobre los medios de comunicación, con la desaparición de la ORTF en 1974, no había habido iniciativa alguna para volver a tomarlo, hasta que apareció hace unos meses la Reforma Sarkozy con el derecho del Poder Ejecutivo a nombrar al director general de France Televisions, organismo estatal que agrupa los cinco canales públicos.

El presidente francés explicó su iniciativa con la frase: Queremos dar a nuestros canales los medios para una mayor libertad. Pero, y a pesar de que la reforma estipula el previo acuerdo del Consejo Superior del Audiovisual (instancia que nombra actualmente al director general de la televisión estatal), además de mencionar la ausencia de oposición de una mayoría parlamentaria, los partidos comunista, socialista y algunos centristas han criticado duramente la Reforma Sarkozy.

Se ha dicho, por ejemplo, que el presidente francés hace lo que ni Silvio Berlusconi se atrevió a hacer en Italia, al cumplir con lo que expresó desde su llegada al poder en 2006; se evoca igualmente cómo la amistad de Sarkozy con los dueños de los canales privados sirvió para hacer cesar (o para contratar) a ciertos periodistas televisivos (como fue el caso de P.P.d’Arvor) y se ha calificado la reforma como una manera de “ocultar el regalo hecho a los canales privados aumentando el volumen de la publicidad autorizada por la ley. Mientras que Reporteros sin Fronteras considera la reforma un atentado contra la independencia de los medios masivos de comunicación.

La promesa, hecha por el presidente Sarkozy, de que ninguno de los canales públicos será privatizado, no tranquiliza a la comunidad francesa que, más allá de las consideraciones de los culturalosos encantados de no padecer publicidad entre programas cultos, se pregunta cómo va a financiarse la supervivencia de la televisión estatal cuando la publicidad haya desaparecido totalmente el primero de diciembre de 2011. ¿Con un aumento progresivo al impuesto que ya paga el consumidor por cada aparato de tv que posee? ¿O será que quienes van a desaparecer progresivamente son los canales públicos?

Como sea, la Reforma a la tv pública francesa comenzó en enero de 2009, con la supresión de publicidad a partir de las 8 de la noche y, para compensar por ahora el déficit en el presupuesto, se decidió un impuesto de 0.9 por ciento a los operadores de teléfono e Internet.

Yuriria Iturriaga, corresponsal