l nuevo libro de José Emilio Pacheco se titula Ciudad de la memoria. Es publicado por Ediciones Era. Se subtitula Poemas/ 1986-1989. Fue publicado por primera vez en 1989, con una segunda reimpresión en 1997. Es nuevo porque el maestro JEP pule las palabras como diamantes y les infunde vida en un procedimiento que recuerda las partituras de Anton Webern, sometidas a ese ritual de amor perenne que es la revisión, la correción, la atención y el cuidado sin descanso. La nueva versión aparece en librerías hoy domingo. El poeta mismo eligió para los lectores de La Jornada, y a manera de adelanto, el texto que se incluye en esta página
Live Bait
1
¿Cuántos minutos faltan todavía
para que descomience lo empezado?
Live bait: letras de neón en la noche.
Rumor de arroyo y cascada.
Olor a comida.
Sólo este idioma
distingue cruel entre un pez y un pescado.
Live bait:
grandes campos de fango y entre el lodo
se multiplican las lombrices.
Cavan (y no lo saben) para airear la tierra.
Viven (y no lo saben) para servir de carnada.
Aquí venden lombrices por docena.
Jack Köning da un trago a su licor (mortal)
y fuma su tabaco (mortífero).
Live bait: las letras que se encienden y apagan,
ocultan y descubren nuestra efímera cara.
2
“Pago lo que me como y la
pocilga en que vivo
recogiendo lombrices”, dice
Jack Koning.
“Mil por hora, hasta diez mil
algunos días.
Pobres agusanadas color
carne.
Mejor no hablar de lo que me
recuerdan cuando se agitan
en las bolsas que cubro
de aserrín para absorber lo viscoso
de mis amigas, mis
servidoras, mis víctimas.
Soy como ellas: el patrón me deja
tan sólo diez centavos de la docena
que él vende a tres veinticinco.”
Live bait: carnada viviente.
Prosigue Jack: “Hay dos clases:
Bloodworms, que no valen mucho
por su abundancia, y Nightcrawlers.
la aristocracia en su género”.
(Bloodworms: gusanos de sangre.
Nightcrawlers: los que reptan de noche.)
3
El doctor Job y el doctor Freud
desde la tumba aplauden a
este maestro de vida.
Koning resume
sus enseñanzas y experiencias
al llamarnos así: gusanos de sangre
que se afanan y reptan por la noche.
Y eso que las lombrices no hacen la guerra,
no hablan de amor
ni destruyen el mundo para ser ricas y fuertes.
Los peces no torturan.
No cobran nunca
intereses sus bancos.
Como son mudos
nunca aprendieron a mentir y engañar.
Y las lombrices no traicionan
a nadie ni se creen nada.
No se sabe que opriman a otras lombrices.
Clavados
en el anzuelo y también agitándonos,
todos nosotros esperamos, live bait,
que muerda el pez y moriremos unidos.
El enemigoaliado, verdugovíctima.
Qué solidaria es la derrota.
Qué mutualismo engendra la catástrofe.
Qué ocupación tan minuciosa
la del odiado en el odiante.
Alguien se beneficia con todo esto
y él a su vez será pescado por otro
–y tampoco lo sabe.
4
“Cavan el suelo en busca de frescura.
Sólo quieren vivir tranquilas.
Después de la lluvia salen a respirar y encuentran mi lámpara
y la cubeta que lleva a su prisión y exterminio
las lombrices incautas como las truchas.”
Incautas no nada más las
lombrices y truchas.
Desde el punto de vista de otras galaxias
somos tal vez peces en el mar de aire, el
maraire; lombrices
que perforan la tierra, el planeta Tierra
5
Nadie se burle de los primitivos
pues no se dejan retratar para que no les roben el alma.
Los primitivos de esta era juzgamos dioses
a los gigantes invisibles
(destino, historia)
que se divierten pescándonos.
Yo (que soy tú si te engancharon mis líneas)
salgo de entre mi lodo o muerdo el anzuelo
que prometía placer o poder o consuelo o dicha
–o simplemente paz, olvido, nirvana–
y estoy aquí debatiéndome.
Cómo me han engañado. Qué tonto fui
al suponerme distinto de mis hermanas las lombrices
o de mi hermano el pez (el odiante:
lo que respiro a él lo asfixia).
Live bait, live bait: todos hijos
de nuestra inmisericorde Madre la Vida
que se alimenta de Muerte.
O de la Madre Muerte que se alimenta de Vida.
Una de dos o las dos son la misma
Live bait nosotros también,
los encarnados para ser carnada,
lombrices pensantes a quienes programaron con
lenguaje y conciencia para reflexionar en su desdicha
Y a pesar de todo esto aún creo en ti,
enigma de lo que existe:
horrible, absurda, gloriosa vida
que no cambiamos (ni en el anzuelo) por nada.