Los motivos de la UNAM
evelador en todos sentidos resultó el programa titulado Los motivos del torero, transmitido ayer domingo por Teveunam, el canal de televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el que el matador Enrique Ponce platicó en forma por demás cómoda con el escritor Ignacio Solares.
No alcanzó desde luego los mínimos de entrevista, habida cuenta de la diferencia de información taurina entre uno y otro interlocutor, así como la nula disposición del escritor a cuestionar en ningún momento al matador, halagado y agradecido con la declaratoria de Solares, quien confesó que el valenciano es el mejor torero que he visto en mi vida
.
Enseguida el escritor hizo entrega al matador de los cuatro dvds de tema taurino que la UNAM ha producido con material de su Filmoteca, y casi al final de la charla amena, interesante y por momentos filosófica
, según el propio Solares, éste reiterara que la UNAM tanto ha hecho por las corridas de toros
.
El intento de diálogo se deslizó entre la sucesión de alabanzas del escritor, que mencionó las numerosas faenas en la Plaza México en que el matador ha perdido el rabo por sus fallas con la espada, y su fe en Dios como apoyo para enfrentar la vida; de los movimientos antitaurinos cíclicos
; de la medalla al Mérito a las Bellas Artes, que le otorgaran recientemente en España, y de su ingreso como académico en la Real Academia de Córdoba.
Hubo escenas de trasteos como el del toro indultado el 7 de febrero pasado en Morelia, con una asistencia de media plaza, pues Ponce es torero de la México, no de México, y el del día siguiente en la monumental. Faenas ambas en que la bravura con clase fue sustituida por la docilidad repetidora de las reses, lo que ni por asomo fue mencionado.
El olvido es una forma de la barbarie
, sentenció el escritor, quien sin embargo no tuvo empacho en olvidar, entre tantos halagos, las ventajas y abusos de que ha hecho gala su admirado torero en la México en tantos años de ser consentido de la empresa, de la prensa y de un público ocasional. Asimismo, se olvidó ya no de discutir sino siquiera de reflexionar sobre la tauromaquia del matador, incuestionablemente eficaz pero inevitablemente efectista.
Acrítico, postrado hasta el éxtasis y descontextualizando una trayectoria taurina que refleja la corrupción de un sistema, el programa confirmó que si ya es difícil ser aficionado, ser además universitario es casi imposible.