El cuarteto del saxofonista Jonas Kullhammar se presenta por primera vez en México
Jueves 5 de marzo de 2009, p. 7
Si algo define al jazz nórdico es la singular mezcla entre poderío y melancolía, aderezada con un sutil sentido del humor, características acordes con la idiosincrasia y la cultura de Noruega, Suecia, Islandia, Dinamarca y Finlandia.
Así lo asegura el joven saxofonista sueco Jonas Kullhammar, quien se encuentra por primera vez el país para ofrecer cinco presentaciones con su cuarteto. La primera fue este miércoles, en Querétaro, y las tres restantes en la ciudad de México: en el Centro Cultural Universitario, el bar Zinco y el Centro Nacional de las Artes.
En entrevista, el intérprete y compositor destaca que, no obstante que hoy día no cabe hablar de nacionalismo en ninguna rama de las artes, el jazz de su país y de la región nórdica ha logrado crear y mantener un sello muy particular, ante la lejanía geográfica de Europa central.
Ese sello está definido por la injerencia directa de la música tradicional, sin dejar de considerar la profunda influencia del jazz estadunidense, que llegó a esa región desde principios de la pasada centuria y, por supuesto, la reciente incorporación de géneros, ritmos y estilos de otros confines del planeta merced a la globalización, precisa.
“Hay ya una añeja tradición del jazz en Suecia. Uno puede remitirse hasta finales de 1800 con la música de cabaret, que sí llegaba.
Hay grabaciones de principios del siglo XX que forman parte de una colección de jazz sueco; es como el inicio. Un dato que revela las raigambres y la importancia que tiene este género en mi país es el hecho de que la revista más antigua de jazz en el mundo es sueca
, explica Kullhammar.
Después de la Segunda Guerra Mundial llegaron muchos músicos de Estados Unidos, debido a que Europa central estaba en ruinas, cosa que no ocurría en Suecia, porque había quedado fuera del conflicto, y en el país sí había infraestructura, dinero y todas las demás condiciones para poder tocar.
Según el saxofonista, en la Suecia contemporánea pueden escucharse cosas buenas y malas, como en cualquier parte del mundo
. Sin embargo, destaca que allí las condiciones para el jazz resultan excelentes.
Ello, agrega, debido a que desde hace tres décadas esa especialidad se imparte en escuelas de niveles medio superior y licenciatura, a lo que se suma la existencia de más de cien clubes destinados a ese género, que en relación con los 9 millones de habitantes no son pocos, además de que el Estado apoya a los grupos.
Las presentaciones del cuarteto sueco en el DF serán mañana y el sábado en el bar Zinco, a las 22 horas; el sábado, a las 18 horas, en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, y el domingo, a las 16 horas, en el Centro Nacional de las Artes, esta última como parte del festival Eurojazz.