Más de un millón de personas se quedarán sin alimentos ante falta de asistencia, afirma
Sábado 7 de marzo de 2009, p. 22
Nueva York, 6 de marzo. Sin lograr una postura unánime, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se reunió hoy para discutir la decisión del gobierno de Sudán de expulsar a 13 organizaciones de ayuda humanitaria en la región de Darfur, luego que el presidente de ese país, Omar Bechir, fue acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional (CPI).
Los 15 miembros del máximo mecanismo concluyeron una reunión de urgencia de casi tres horas sobre la situación en el país africano sin emitir una posición común.
Un borrador de declaración de Francia se quedó sobre la mesa por carecer del apoyo unánime que este tipo de documento requiere para que pueda ser adoptado, declaró el embajador británico, John Sawers, al término del encuentro.
Sin nombrar al país, el diplomático responsabilizó a China por la falta de consenso al señalar que Rusia había dado su visto bueno al borrador francés.
Aseguró que impidió alcanzar un texto de compromiso al insistir que se agregara una referencia inapropiada
a la decisión de la CPI, con sede en la Haya, de procesar a Bechir, acusado de siete cargos de crímenes de guerra y de lesa humanidad, incluyendo asesinato, violación y tortura.
China, principal aliado de Jartum en el Consejo de Seguridad, es partidario de que el máximo órganismo de la ONU haga uso de su autoridad para detener la ejecución de la orden de detención emitida el pasado miércoles.
Por lo pronto, Elizabeht Byrs, vocera de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, dijo que más de un millón de personas se quedarán sin alimentos en Sudán y otras miles corren el riesgo de morir como consecuencia de la expulsión de las organizaciones humanitarias.
Asimismo, miles de personas se manifestaron por tercer día consecutivo en Jartum en rechazo a la orden de arresto contra Bechir gritando consignas contra la CPI y el gobierno de Estados Unidos.
La región de Darfur sufre desde 2003 las consecuencias de un cruento conflicto armado entre los grupos rebeldes y el gobierno que ha dejado unos 300 mil muertos.