La Habana. Aurora, Roderic, Mujtab, Alessandro, Luna, Jaime, Endrina, Libertad y Carlos son parte de los 20 mil pacientes provenientes de 85 países que pasan o han pasado por el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) durante sus dos primeras décadas de servicio.

Tienen en común, al igual que intelectuales, artistas, políticos y deportistas de fama mundial de los cinco continentes, como la cantante mexicana Lucha Villa, el cantautor Alberto Cortez o el ex presidente de México José López Portillo, algún padecimiento neurológico que les impide continuar sus vidas con normalidad.

También tienen en común que después de diagnósticos catastróficos en sus países de origen, en este lugar han mejorado significativamente.

Al Ciren, fundado el 26 de febrero de 1989 y ubicado en el llamado polo científico del oeste de la capital cubana, acuden pacientes como Roderic, de Venezuela, que a los 20 años y después de un accidente automovilístico fue sentenciado por sus médicos a vivir como vegetal. “Su hijo tiene la misma lesión que Superman (Christopher Reeve)”, dijeron a sus padres. Tenía rota la cervical, las dos clavículas, el brazo y el tobillo izquierdos, y quemaduras de segundo grado en toda la espalda. No le dieron mayor esperanza que mover los ojos. Llegó al Ciren en camilla aérea, parecía una lechuga remojada (dice él) y en los primeros seis meses reaprendió a sentarse, a sostenerse en barras paralelas y a comer solo. Posteriormente, en otras temporadas en el Ciren, logró mayor fortaleza, movimiento en la pierna derecha, levantarse… “Hoy puedo escribir, comer, bañarme, pasarme de un lado a otro, ser prácticamente independiente. Lo que sigue es reincorporarme a la sociedad, a mi trabajo, terminar una segunda carrera…”

Los tres gimnasios del área de rehabilitación del Ciren lucen a toda su capacidad. Las risas, los juegos e intercambios entre los pacientes, rehabilitadores, médicos y enfermeras hacen pensar en todo menos en una terapia. Nadie supondría que trabajan jornadas de rehabilitación hasta de siete horas diarias. Conforman una gran familia y festejan juntos que a Endrina, una gimnasta del equipo olímpico de Venezuela, le quitaron el cuello ortopédico; que Libertad, proveniente de Oaxaca, ya come todo lo que le sirven; que el angolano Jaime llegó cuadrapléjico y ya camina solo, y que el venezolano Carlos ya da pasos en barras. Mujtab, un español de 50 años, afirma categórico que está mejor aquí que en su casa. Se recupera de un accidente vascular que le paralizó la parte izquierda del cuerpo. Ya prácticamente recuperó todo el movimiento y afirma que hasta el carácter le cambió: Estoy más guapo, mejor que antes, más fuerte, más alegre. Aquí tengo otra familia.

El Ciren, explica el neurólogo Carlos Suárez, uno de los fundadores y actual jefe de la clínica de atención a pacientes con secuelas y enfermedades raquimedulares, enfermedades neuromusculares y esclerosis múltiples, cuenta con una parte clínica y una de investigaciones básicas, enfocadas al envejecimiento normal y patológico, y a las posibilidades neuroplásticas del sistema nervioso.

La parte clínica se encarga de aplicar este conocimiento y se dedica a la atención de pacientes con patologías neurológicas y sus secuelas, para lo cual se divide en las siguientes clínicas: Neuropediatría (atención de niños con enfermedades neurológicas, como parálisis infantil, trastornos de neurodesarrollo, epilepsia, secuelas de trauma de cráneo, etcétera). Trastornos del movimiento (enfermedades de corte degenerativo que provocan trastornos del movimiento, como el Parkinson). Lesiones estáticas encefálicas (secuelas estáticas que no progresan por traumatismos cráneoencefálicos, traumas por accidentes, heridas de balas, tumores, lesiones operadas, y sobre todo, secuelas por enfermedades cerebrovasculares: infartos, embolias cerebrales, trombosis o derrames). Secuelas de enfermedades raquimedulares y lesiones raquimedulares, y también se atienden enfermedades neuromusculares que incluyen patologías de los nervios periféricos, algunas tóxicas y otras por problemas metabólicos (diabetes), enfermedades inmunológicas y enfermedades musculares.

Por los pasillos del Ciren camina estos días Sergio Pitol, entrañable escritor y traductor mexicano, reconocido con el premio Cervantes. Se dice muy contento mientras se traslada a su terapia en el área de logopedia. La risa de Aurora, otra mexicana procedente de Monterrey, se escucha de un gimnasio a otro. Tuvo un accidente automovilístico hace dos años en el que se rompió la columna y las costillas y se perforó un pulmón. Un famoso neurólogo de Monterrey le dijo que nunca más caminaría. Llegó al Ciren y de la silla de ruedas pasó al andador, del andador a caminar con dos bastones. Hoy entrena caminando apoyada en un solo bastón. Aquí no sólo te rehabilitan físicamente, sino espiritualmente, porque hay historias tan fuertes de tantos compañeros que estaban peor que yo y salieron adelante, que entonces una dice, si él pudo, yo también voy a poder. Cuba era el país prohibido para esta mujer de 27 años, algo muy lejano a su formación en el Tecnológico de Monterrey. Ahora, dice, “no sé cómo agradecerle a este país y a su gente. Me cambiaron la vida…”

Los avances que se logran en los pacientes con estas enfermedades son únicos debido a los estrictos diagnósticos que se practican y a sus programas de rehabilitación multidisciplinarios dirigidos por un neurólogo.

En el Ciren el día comienza a las siete de la mañana. Los pacientes desayunan y esperan la visita diaria del grupo de especialistas de la clínica: neurólogos, clínicos, enfermeras, sicólogos y rehabilitadores.

Posteriormente se trasladan al área de gimnasios y trabajan junto con su rehabilitador personal, fisiatras, logopedas y sicólogos, según el caso, tres horas y media. Llega la hora de la comida y un breve descanso antes de comenzar la jornada vespertina de otras tres horas y media. Los ciclos tienen una duración mínima de 28 días (aparte de una semana inicial de diagnóstico).

Roberto Díaz Capote, máster en ciencia en cultura física terapéutica y especialista principal de rehabilitación física del Ciren, explica que los métodos que se emplean son eclécticos, pues no sólo hemos tomado de los métodos tradicionales de restauración neurológica o rehabilitación física los elementos fundamentales, sino que también hemos transportado elementos de la cultura física y del entrenamiento deportivo a la parte terapéutica. Esta es la única institución donde trabajan licenciados en cultura física en la rehabilitación, con una formación deportiva y una formación terapéutica, con especialidades en rehabilitación neurológica, además de una formación pedagógica que nos permite establecer relaciones con el paciente y sacarle el máximo sin que se dé cuenta.

“Nosotros –advierte Díaz Capote– nunca pinchamos el globo de la esperanza, pero tampoco damos falsas expectativas y no engañamos al paciente. La mayoría de los pacientes que tratamos están en la etapa crónica de la enfermedad, ya han recorrido diferentes lugares y no han visto posibilidades de seguir mejorando. Ya no están en una fase inicial, donde existen mayores posibilidades neuroplásticas. Pero hemos tenido pacientes que en la práctica han logrado más en tres semanas de tratamiento aquí que en tres años en su país”. Es el caso de un paciente diagnosticado con esclerosis múltiple que estuvo 15 años en silla de ruedas. Aquí lo evaluaron y lo primero que comprobaron es que no tenía esclerosis múltiple, sino una simple polineuropatía. Estuvo 28 días en tratamiento, con vitaminas, alimentación y rehabilitación física, y regresó caminando a su país.

Representación del Ciren en México: Avenida Río Mixcoac # 36, consultorio 1102 (casi esquina con Insurgentes), colonia del Valle. Teléfonos: 56 82 91 00 y  56 82 78 72