n ceremonia celebrada en septiembre pasado en Los Pinos, el presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el científico Rajendra K. Pachauri, se refirió a los graves problemas que puede tener México en el año 2020 por la escasez de agua y el aumento del nivel del mar, que no solamente inundará áreas litorales, sino que serán más e intensos los huracanes y ciclones. Llamó entonces a evitar la deforestación, a aumentar la existencia de áreas verdes, a implementar una política de captación y uso racional del agua, ya que, advirtió Pachauri, “es una forma de enfrentar los eventos extremos del futuro próximo, que irán desde olas de calor hasta inundaciones y sequías”.
En esa ocasión, el licenciado Calderón criticó a los gobiernos anteriores, pues consideraron que deforestar selvas y bosques era una política pública sana
. Se refería seguramente a los planes nacionales de desmontes vigentes entre 1950 y 1978 para colonizar y ampliar la frontera agrícola en Tabasco, Veracruz, Chiapas, Campeche y Quintana Roo. Calderón también dijo que el cambio climático ya estaba en México y prueba de ello era la desaparición de glaciales
(sic) del Popocatépetl, el Nevado de Toluca y el Iztaccíhuatl. De paso anunció la distribución de un libro sobre educación ambiental entre un millón 200 mil maestros de primaria y secundaria del país.
Las advertencias del científico indio parecen haber caído en el vacío y el texto no aparece entre los profesores. Abundan, en cambio, las declaraciones en las que funcionarios y legisladores muestran su preocupación por el tema del agua. Así, el siempre claridoso presidente del Senado, Gustavo Madero, dijo en octubre pasado que el agua es un asunto igual o más importante que el petróleo, de seguridad nacional, debido a su escasez, baja calidad y pocas posibilidades de renovación, además de que su distribución es irregular. Agregó que, sin embargo, el asunto no se analiza de manera prioritaria e integral. Llamó entonces a legislar urgentemente sobre la materia, a fin de aplicar políticas diferenciadas a escala regional.
Sobre la necesidad de adecuar el marco legal hídrico declaró el diputado José Manuel Patrón, presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos, con el objeto de poner punto final a los problemas que viven todos los mexicanos
. Otro legislador, Rafael Ceballos, de Chiapas, apoyó la idea de políticas públicas diferenciadas, porque lo que sucede con el agua en el sureste del país es my distinto a lo que pasa en el centro y norte
.
Seguramente porque están muy ocupados en resolver su futuro laboral en medio del tsunami económico, los legisladores olvidaron las reformas urgentes que hacen falta en cuanto al agua, los bosques y selvas, mientras por doquier afloran los problemas en dichos campos. Por ejemplo, aunque se ha prometido varias veces terminar con la contaminación extrema que sufre la cuenca del río Santiago y que afecta a miles de habitantes de Jalisco, reportes recientes muestran que ese deterioro aumenta porque a dicha cuenca se siguen enviando, sin tratamiento, las aguas negras de la zona metropolitana de Guadalajara, entre otras poblaciones ribereñas, así como de la industria. Hay dinero para apoyar las obras de la Iglesia católica, pero no para un laboratorio donde sea posible analizar la calidad del agua del Santiago.
En otra cuenca, la del Balsas, investigadores de la Universidad Autónoma de Guerrero hallaron un peligroso nivel de contaminación que pone en riesgo la salud de miles de habitantes que viven en 13 municipios, donde existen índices de enfermedades por arriba de la media estatal y nacional. Los males se derivan de la alta presencia de plomo, arsénico, concentraciones elevadas de coliformes y de residuos de los plaguicidas utilizados en las áreas agrícolas. Las fuentes contaminantes se ubican en Guerrero y en los otros estados por donde pasa el Balsas, como son Michoacán y Morelos. En esta última entidad sobresale por su deterioro el río Apatlaco, destino final de las aguas negras de numerosas poblaciones y plantas industriales.
Mientras, otro tsunami afecta al país: el de la magna reforestación que no fue tal. Merece análisis especial.