Puebla e Indios, equipos con pundonor
Tigres y Necaxa: los billetes no los salvan
n su lucha por no descender el Puebla se sublima. Como un equipo de casta que se crece ante la adversidad, los Camoteros viven un torneo de plena inspiración y están muy cerca de amarrar la salvación tras llegar a seis partidos sin derrota. El controvertido José Luis Sánchez Solá está viviendo su campaña de consolidación como estratega, con un discurso emotivo que tiene convencidos a sus pupilos, a pesar de la problemática de la directiva.
Indios es otro de los clubes en la zona de quema, donde el técnico uruguayo Héctor Eugui, quien pasó por Toluca y Tigres como directivo, cayó como anillo al dedo y parece conducir con sabiduría la situación. Al igual que en el equipo poblano, el plantel se nota comprometido, con muchos rasgos de amor propio que serán vitales para conseguir la permanencia, pese a los altibajos tan marcados en la tabla de cocientes que le produce su condición de recién ascendido.
Muy distinto es el caso de Necaxa y Tigres, que abanicando billetes planearon el crucial torneo. Los Rayos dispusieron ventajosamente de los planteles de San Luis y América para reforzarse; sin embargo, al Pocho Insúa, Germán Villa y Alfredo Moreno les supo a rotundo castigo tener que vestirse de rojiblancos. Toda una afrenta para Germán, genuino símbolo de las Águilas, quien ya una vez fue castigado con esa medida, en la campaña Invierno de 1999.
Al ex timonel de los exitosos Gladiadores, Raúl Arias, le impusieron un reto digno de un mago. En tanto, la afición, precisamente por la falta de arraigo e identidad con el equipo, ha caído en la inevitable indiferencia y pone oídos sordos al clamor de apoyo, hastiada quizá del saqueo que realiza el gobierno de Aguascalientes en favor del equipo de Televisa, el cual ganó por fin su primer juego del torneo, pero sin lograr salir del sótano.
Los Tigres viven un peculiar viacrucis; su historia ha sido la de un cuadro que ignoró el trabajo en fuerzas básicas y dilapidó dinero en jugadores y técnicos que no dejaron huella, fue cayendo como en tobogán en el tema del descenso y hoy la directiva sigue esperando la llegada de un mesías que, todo indica, no será el argentino José Pekerman ni el delantero Omar Bravo, pese a su aceptable rendimiento.
Como si huyera a hurtadillas, todavía bajo la oscuridad nocturna, el Cruz Azul salió del país después de la humillante derrota sufrida ante el América; el plantel estuvo lejos de mostrar la actitud que exigían las circunstancias, si en verdad pretendía –como proclamó– sacudirse el yugo de 14 juegos sin triunfo en el clásico joven. El portero Alfonso Blanco ya merece una oportunidad, toda vez que Yosgart Gutiérrez sólo ha generado dudas y desconfianza.
El técnico Benjamín Galindo también se ha quedado por debajo de las expectativas, no ha sido todo lo eficaz que reclama el timón de un equipo grande. Son inevitables las comparaciones: otros con menor experiencia, como José Manuel de la Torre o el propio Chelís, lo han rebasado en resultados, y quizá con menos recursos.
Justino Compeán está en Zurich para invitar a Joseph Blatter a la inauguración de más estadios en un país que se está acostumbrando a los fracasos. No todo es malo: el secretario general Decio de María alista ya el superplan para cortar de tajo la mala racha, pero los candidatos a encabezar las labores en fuerzas básicas no son para ilusionarse: Néstor de la Torre, una extensión de Jorge Vergara, o los emisarios de Televisa, Javier Pérez Teuffer y Yon de Luisa.
Sven-Goran Eriksson ha tomado bajo su tutela la titubeante carrera de Giovani dos Santos, pues trascendió que el estratega sueco influyó para que el club inglés Tottenham enviara a su equipo filial al delantero, y así darle la actividad que justifique sus incesantes llamados al Tricolor. Un loable gesto que ojalá reditúe.