Glorias pasadas
ace unos días en un programa del SUTM escuché a Gualberto Castro acompañado de una orquestota, como las de antaño, cantar y utilizar el scat de manera sobria, pero no cargada
, como diría Cascarita, que me obliga a reiterar mi admiración por este señor de todos mis respetos.
Bonita y Quinto patio para mi gusto muy personal cobraron otra dimensión en la voz de Gualberto y qué decir de la canción de María Greever, que me llevó al borde de las lágrimas. Además, me obliga a confesar que sigo pensando que popularidad no es sinónimo de calidad y por esas cosas raras del destino hay quien triunfa a pesar de gritos y seseos.
Sencillamente, ¡qué bonito cantas, Gualberto! Ojalá que algún productor tenga el buen tino de programarte como lo mereces. Mis felicitaciones también para la orquesta, que sonó de aquellita
, insisto, como las de antaño.
Para que usted, mi nagüeriero, si es mi contemporáneo, recuerde glorias pasadas, aquí le van algunos nombres: Luis Arcaraz, Juan García Esquivel, Isamel Díaz, Larry Son, Everett Hoagland, que por fortuna dejaron huella de su calidad en grabaciones que aún se pueden conseguir.
Pasando a lo que se conoció como música tropical, hubo sones, conjuntos tropicales y orquestas muy buenas que trataré de contarle según vayan apareciendo en mi memoria, ya que por medio de mi larga trayectoria pude darme el gusto de admirarlas en su justa dimensión, en vivo y a todo color, como las orquestas de Chucho Rodríguez y Arturo Núñez, con diferente dotación y estilo, pero ambas de gran calidad.
Todavía se pueden conseguir grabaciones de las dos agrupaciones que no sólo son joyas, sino que son parte de la historia de la música cubana interpretada en nuestro país, por elementos que dejaron huella y legaron escuela.
Según llegó a mi conocimiento, durante seis meses en Cuba le rendirán homenaje a Benny Moré con motivo de su cumpleaños 90, el próximo 24 de agosto. Durante su estancia en nuestro país, a Moré se le anunciaba como la voz de oro de Cuba
. Lo de bárbaro del ritmo sería a su regreso a la isla bella.
Con la orquesta del caballero antillano Arturo Núñez, los cantantes eran Lalo Montané y Benny Moré. Era un real banquete que toda la semana se podía disfrutar en diferentes salones de baile situados en la capital. Chucho Rodríguez, por su parte, contaba con Tony Camargo y una verdadera galaxia de músicos mexicanos; los aficionados al jícamo llamaban a esta orquesta la academia.
Los mano a mano entre esas dos orquestas fueron verdaderos agasajos y tuvieron lugar en un salón llamado Centro Social Oaxaqueño, situado en República de El Salvador, que abría sus puertas jueves y domingos, para más tarde pasar al Swing Club, en la calle de Coahuila.
Por supuesto, también coincidieron en Los Ángeles, de Lerdo, contribuyendo a que el interés por la música cubana fuera en aumento. Mientras tanto, la mayoría de los cabarets contaban con una orquesta que tenía un repertorio de música variada (estadunidense, paso doble, samba, porro) y un son o conjunto tropical que interpretaba música cubana.
Casi todos estos grupos eran de gran calidad y la rivalidad entre ellos se llevaba a cabo arriba de la tarima, ya que abajo de ella el trato entre los soneros era más que cordial. Puedo decir que podría llamarse hermandad sonera.
Dejé para lo último la parte sentimental, ya que dos exponentes emprendieron el viaje sin retorno: Cachaíto, del Buena Vista Social Club, y Gilberto Calderón, mejor conocido como Joe Cuba, con quien tuve la oportunidad de colaborar en dos ocasiones, aquí en México y en Nueva York, durante mi exilio cortesía de Venus Rey.
También le participo, mi enkobio, que Caridad Hierrezuelo, La dama del son, falleció el 8 de febrero en La Habana. Fue hermana de Lorenzo, uno de Los Compadres; el otro era Compay Segundo, también hermana de Rey Caney, nacida en 1924, y vinculada durante más de 50 años a orquestas y conjuntos como Los Tainos de Mayarí, el Conjunto Caney, Rumbavana y la Vieja Trova Santiaguera.
Me despido, monina, invitándolo el domingo 22 de marzo, a las 12 horas, a mi próximo concierto en el Antiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4, Centro Histórico. ¡Vale!