rimera feria importante de la temporada española de corridas de toros. Inicio de las fallas valencianas en el clásico coso de la calle de Xativa, con gran expectación despertada por la presentación de José Tomás en la primera corrida de la feria. El boletaje se había terminado desde días anteriores, y la reventa que acompaña al diestro nacido en Galapagar, en su apogeo. Todo esto en el escenario de las fiestas de esta ciudad mediterránea, donde el sol esplendoroso, los bailes y los cantos le dan su carácter. Acompañado de las famosas paellas de mariscos y los vinos rojos sobre las banquetas para adornar la pintura de la tierra que conserva el espíritu helénico.
La gran expectación provocada por el diestro madrileño y el torero francés Sebastián Castella encontraron eco en el triunfo de ambos con cortes de orejas. Los toros de Núñez del Cubillo de los escogidos por las figuras se prestaron para las faenas de los matadores. Destacó la realizada por José Tomás al segundo de la tarde, que brindara a Paco Camino, en la que apareció la hondura de su torear. Según las reseñas de los comentaristas españoles en el coso. En la misma forma Sebastián Castella realizó su toreo, que transmite rápido al tendido en el sexto de la tarde para completar una tarde triunfal.
Es José Tomás el torero que hace abstracción de los públicos y siente que sólo está toreando para él mismo, disfrutando lo que hace. Despertando la sensación de que se halla en relación directa, minoritaria con el toreo contemplado, provocando el delirio consistente en ver al torero con la capacidad de crecer y hasta de sentir que sólo para uno torea.
José Tomás mantiene la emoción que provoca la quietud con la que torea, amén de pasarse los toros rozándole la taleguilla. Lentamente parece que el torero madrileño recupera ese sentido de lance, esa unidad que había perdido en los años fuera de los ruedos y que es desconocida en general por la torería actual. Al fin y al cabo su sello, su personalidad y su estoicismo le bastan para salir triunfante de todos los cosos y dejar enloquecidos a los aficionados.
