El director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso de Maria y Campos, omitió puntos decisivos que dictaminan como improcedente el show mediático Resplandor teotihuacano, en la síntesis que, según trascendió, sometió a negociaciones previas para presentar a la opinión pública una versión que resultara favorable al proyecto comercial que impulsa, junto con el gobierno de Enrique Peña Nieto, en Teotihuacán.

El dictamen original, elaborado por el Comité Técnico Evaluador (CTE) –que se puede leer íntegro en la página web del INAH–, indica en su primer punto que el proyecto de luz y sonido no puede ser aceptado en los términos en los que se presenta porque tiene fallas y omisiones de protección patrimonial y de conservación, además de elementos de improvisación.

En cambio, De Maria y Campos, con el aval del Consejo de Arqueología, repartió a los medios de comunicación el pasado jueves un boletín que tituló, de manera categórica: Definitivo: Teotihuacán, sin daño, así como una versión sintética del informe del CTE (en dos páginas, cuando el original es de tan sólo tres), en la cual pone por delante que no hay evidencia de que los trabajos realizados hasta la fecha hayan puesto en peligro la estabilidad de las estructuras, pero de nuevo oculta un párrafo que señala: Sin embargo, este riesgo existe por las características de la construcción y debe ser controlado.

Riesgos en Calzada de los Muertos

Hace dos semanas De Maria y Campos y el Consejo de Arqueología conocieron los resultados de las evaluaciones que el grupo de especialistas externos al INAH realizó en la zona, y trascendió que durante ese tiempo estuvieron negociando con el CTE para que los siete especialistas aceptaran presentar, en conferencia de prensa, un resumen que diera pie a seguir adelante con el show de luz y sonido, en lugar del informe original.

En su primera versión, como punto número dos el CTE consideró que el guión del show no puede ser aceptado como se plantea, debido a que no refleja convenientemente el conocimiento actualizado sobre la ciudad de Teotihuacán, la bibliografía está incompleta, tiene errores en la concepción geológica y ambiental del valle, errores de cronología y de atribución cultural de objetos, errores debidos a una apreciación idealizada de la ciudad.

Inclusive se integró en un anexo de seis páginas la larga lista de serios problemas relativos al guión, aspecto minimizado por el INAH en el material que entregó a la prensa.

El punto número tres que indicaron los especialistas, donde critican las características del equipo de iluminación, fue puesto en segundo término en ese resumen ad hoc.

Otros aspectos que omitió el informe del instituto son, por ejemplo, el punto número cuatro señalado por el CTE: “Nos preocupa el movimiento constante de vehículos por la Calzada de los Muertos; unos para quitar y poner las luminarias de apoyo en la propia calzada, otro para arrastrar las tribunas, estas últimas varias veces al día, desde su probable ubicación hasta el estacionamiento.

“No se han hecho los análisis sobre el impacto de este tráfico en las áreas de rodamiento, debido a las maniobras necesarias, los radios de giro, etcétera, daños que pueden causar deformaciones en los niveles de los pisos, incluidos daños a las estructuras arquitectónicas adyacentes.

Luminarias instaladas en la Pirámide del Sol, en imagen del pasado 12 de febreroFoto José Carlo González

“El diseño de las tribunas, tal y como está, a base de elementos muy esbeltos unidos con conectores, da lugar a dudas acerca de la estabilidad de la propia estructura ante giros y vibraciones; no se ha presentado una memoria de cálculos que tome en cuenta todos los tipos de esfuerzo y cargas a las que estarán sometidas dichas tribunas.

Además, transmiten su peso al terreno mediante bases circulares de pequeño diámetro que pueden generar presiones excesivas sobre el pavimento de la calzada.

Muchos aspectos por resolver

De Maria y Campos y el gobernador Peña Nieto centraron sus opiniones la semana pasada en el punto de que sólo había que buscar iluminar de manera adecuada las pirámides del Sol y de la Luna e insistieron en que Resplandor teotihuacano no estaba cancelado, sólo pospuesto seis meses.

Pero según el informe de los expertos hay muchos puntos por resolver, más allá de las cuestiones técnicas sobre la iluminación.

No queda claro cómo se resolverán: la logística de accesos de autobuses y autos, servicios sanitarios, comercios, seguridad del sitio para los visitantes, vigilancia, paisajismo, etcétera; cuando se pone en marcha un proyecto como éste debe medirse el impacto social, ecológico y ambiental.

El CTE, antes de recomendar una nueva propuesta de iluminación (como se quiso hacer ver en el resumen presentado por el INAH), propuso la necesidad de elaborar un plan de manejo integral del sitio y, como parte de éste, echar a andar un programa de monitoreo de los monumentos con los instrumentos adecuados y de manera constante, para detectar cualquier anomalía que pudiera convertirse en una amenaza potencial a la estabilidad de sus estructuras, principalmente por el reblandecimiento de su núcleo interno.

Asimismo, dar prioridad a la seguridad de los visitantes, “ya que hay lugares carentes de información; si se diseña la iluminación, deberá ser segura y no propiciar accidentes o vandalismo. Se podría contar con un proyecto para luminarias fijas, discretas, exentas, monocromáticas, no visibles de día, cuya función sea iluminar apropiadamente algún edificio, haciendo resaltar sus vólumenes arquitectónicos, incluso posibilitando el hacer los recorridos y no solamente que los espectadores estén fijos.

Se deberá tratar de ubicar los sitios para los visitantes nocturnos en lugares diseñados que no alteren las vistas de la zona monumental.

Esta recomendación fue totalmente omitida y en su lugar el INAH redactó un punto en el que recomienda evaluar nuevas propuestas de iluminación.

El dictamen original consta de tres páginas, con dos anexos, y también hace hincapié en que los actos nocturnos se prestan a muchos problemas de seguridad; deberá aclararse la organización del flujo de personas, para evitar que algunas se pierdan en la zona (casual o intencionalmente) o que introduzcan bebidas alcohólicas o enervantes, etcétera.