Vuelo, sueño, elevación.

De la blanca planicie del sueño emerge el pabellón dorado de una trompeta de tonalidades ocre que expele sonido azul sobre tapete lila de anhelos del color de la magia y el misterio.

Magia y misterio. Pocas veces en la vida se vuelcan materia tales elementos. Magia y misterio.

Éste es uno de esos momentos únicos e irrepetibles, porque aunque volvamos a activar el play cuando se acabe el disco, nada es igual después de escuchar Kind of Blue, esa piedra de toque de buena parte de la cultura contemporánea.

Esta primavera conmemora el medio siglo de existencia de un ente maravilloso que los intelectuales denominarían canónico pero que los cordiales, es decir, quienes tenemos conectado el cerebro al corazón y a las entrañas, los entrañables (o cronopios, siguiendo la definición de Julio –no hay otro julio todo el año que Cortázar–, que es el más enormísimo de todos los cronopios), denominamos ritual de magia y de misterio revelados.

Como la voluta de humo y fuego y nieve y suspiros y besos transfigurados, que es la forma como suena la trompeta con sordina de Miles Davis, una y mil, miles máils, méils, mieles de veces de a devis, retornamos, como el mar que siempre recomienza, a uno de los álbumes más importantes de toda la historia de la música: Kind of Blue (deléitese el lector con la infinita gama de posibilidades de traducción de este título de magia y misterio. ¿Como azul? ¡cómo! ¿azul?, Azulado, a su lado, suerte de azul, suerte azul, afortunado en azul, bluseado, blusa azul, asoleada, blusecito, besito azul, bolita en azul...) y el oleaje de pleamar y bajamar sube y penetra las rocas del acantilado porque al lado de otras novedades discográficas esplende una nueva edición, conmemorativa de su glorioso medio siglo, de Kind of Blue, titulada ahora Legacy Edition, aumentada a dos discos dos, donde el primero discurre semejante al original pero se añaden tomas alternativas, secuencias de estudio, falsos comienzos, pentimenti, diálogos y ¡oh dioses del Olimpo!: la exquisita caricia en la más profunda piel que es el inicio de All Blues y el corazón ensimismado y el cerebro que palpita y el fluido sanguíneo que recorre las venas a la velocidad cambiante, pleamar y bajamar, del coito y una emulsión de solfas como gotas de agua fresca bañan toda la epidermis y una de esas gotas se detiene y canturrea en el ombligo y otra en el lóbulo de ella y otra gota se solaza en la punta del pezón y una más cae, lenta y suave, lenta y tibia, lenta y fragorosa, desde la base de la nuca de ella hacia la planicie morena de su espalda, delicada y tibia y suave y tan llena de gracia y de misterio.

Todo esto no es todo lo que es Kind of Blue. O, ¿alguien conoce los confines de la magia y el misterio?

Escuchemos Kind of Blue, volemos, soñemos, caminemos. Elevemos el caos a la condición de asombro y serenidad. A la condición de ritual de magia y de misterio.