Opinión
Ver día anteriorSábado 21 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Entre lo inicuo y lo inocuo
L

os tres temas que planteó el senador Manlio Fabio Beltrones: la extradición de Florence Cassez, la situación legal de Banamex-Citibank y el lugar donde se construya la nueva refinería; son temas claves sobre los cuales se requieren decisiones oportunas.

Desde otro mirador, el ingeniero Cuauhtemoc Cárdenas apremió desde estas páginas al gobierno federal a definirse en torno a dos de esos temas: la decisión sobre dónde se instalará la nueva refinería y definir el estatus legal de Banamex. El mismo título de su artículo: Indecisiones: temor a qué o a quiénes, es indicativo de una percepción que permea en muchos sectores de la población.

La reacción no se hizo esperar. El secretario de Gobernación desde Washington interpelaba al senador Beltrones pidiéndole que rectificara sus dichos y señalando que el regateo de los atributos del presidente Calderón atenta contra lo mejor de la política.

Simultáneamente la Convención Nacional Bancaria se convirtió en arena de disputa electoral. El presidente Calderón afirmó que nunca ha eludido los serios problemas del país y añadió en un claro mensaje electoral, que los enfrenta con firmeza porque los problemas crecieron debido a que en el pasado se eludió su solución. Más en el terreno de los fajadores, el presidente del PAN, Germán Martínez, y la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, intercambiaron denuestos en relación con la crisis de inseguridad que vive el país.

¿Qué tienen en común estos acontecimientos? Uno central. Al mismo tiempo que aluden a los tres problemas principales que afrontamos como país, los eluden por la forma en que se debaten y por la parálisis política a la que finalmente conducen. Qué duda cabe que la crisis económica, la crisis de seguridad pública y la crisis de representación política están en el centro de nuestros dilemas. Por ello mismo deberían ser abordados de manera distinta.

Después de los severos problemas que tuvo el gobierno para reconocer con oportunidad la gravedad de la crisis económica lo que hoy está en juego es la rapidez con la cual se pone en marcha el programa anticíclico. Sólo quienes siguen pensando que se trata de una crisis de corta duración eluden la discusión que está detrás del debate en torno a Banamex: la necesidad de que el país recupere el control del sistema de pagos, como lo señaló recientemente el director general de Banorte, Alejandro Valenzuela.

Por las mismas razones importa una decisión oportuna sobre la nueva refinería basada en rigurosos criterios tecnico-económicos como propone el ingeniero Cárdenas, en vez de poner en marcha una subasta con tintes electorales o una pasarela donde las decisiones están previamente tomadas.

En el mismo tenor resulta particularmente peligroso el uso electoral que se está haciendo de la crisis de inseguridad pública primero, porque toda la clase política es corresponsable de esta crisis y segundo, porque detrás de estas interpelaciones está la discusión de fondo sobre la validez o no de la estrategia que hasta el momento viene siguiendo el gobierno federal. Esta instrumentalización electorera es tanto más grave porque en los próximos días a raíz de las visitas anunciadas de las secretarias Clinton y Napolitano, y del propio presidente Obama, el país requeriría presentar un frente unificado en torno a una estrategia clara. Esto es indispensable para lograr que el gobierno estadunidense asuma con firmeza la parte de su responsablidad en el combate al crimen organizado.

La retórica y el cálculo político de corto plazo generan bloqueos en dos ámbitos centrales: la necesidad de generar mecanismos que permitan arribar a acuerdos políticos y la necesidad de clarificar los distintos diagnósticos que usan los actores políticos para sus decisiones. Aquí se concentra el núcleo de la crisis de representación política.

Después de todos estos sainetes uno se pregunta dónde está lo inocuo y en dónde lo inicuo.