La globalización –y sus procesos unificadores y excluyentes– está causando que el feminismo tenga que replantearse otras estrategias para afrontar los nuevos fundamentalismos que obstaculizan el avance de los derechos de las mujeres, se afirmó en la clausura del 11 Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.

Señalaron que si antes se reconocía el fundamentalismo religioso como la principal barrera sobre el control del cuerpo de las mujeres, hoy diversos sectores hegemónicos de la sociedad, de la política, de la economía, de los medios de comunicación y de la religión operan articuladamente ante la globalización, logrando maneras más eficientes para reproducir la cultura patriarcal y desigual.

Este encuentro, llevado a cabo del 16 al 20 de marzo en varias sedes del Centro Histórico de la ciudad de México, se realiza cada dos años en un país de la región con la finalidad de debatir y analizar la situación de las mujeres en el continente y buscar estrategias de acción para los avances de sus derechos. En esta ocasión se logró reunir a mil 600 participantes y tuvo las peculiaridades de, por un lado, abrir mayor espacio para las expresiones culturales y artísticas y, por otro, haber integrado a la colectividad de las transgénero.

Durante la ceremonia de clausura, en el convento de Regina Coeli, se abogó por una sociedad heterogénea, que admita cuestionamientos, dudas, opciones y la posibilidad de decidir en libertad. En esta línea, se reconoció que en el feminismo también hay prácticas fundamentalistas que hay que enfrentar porque, de no hacerlo, estaremos fortaleciendo a los actores totalitarios de hoy y siempre, como las cúpulas del poder financiero, la jerarquía religiosa, la moral de Occidente y las instituciones patriarcales.

Activistas sostuvieron que para afrontar los fundamentalismos, hay temas centrales sobre los que el feminismo debe continuar trabajando. Entre estos –señalaron–, los derechos sexuales y reproductivos siguen siendo un campo de trabajo obligado, dado el déficit en su representación política y la creciente despolitización en su conceptualización, promovida por los gobiernos del continente.

Además, en el foro se subrayó que se requiere incorporar los temas de orientación sexual e identidad de género, y no olvidar que el aborto sigue siendo una asignatura pendiente y urgente en la región.

Otro de los retos que enfrenta el feminismo latinoamericano –advirtieron las participantes– es seguir trabajando en materia de medios de comunicación y revertir su función de reproducir la cultura patriarcal. Pero, sin duda –advirtieron–, uno de los temas medulares continúa siendo el de la violencia hacia las mujeres y la resignificación de la democracia, que reproduce la enorme brecha entre los avances consagrados en instrumentos internacionales y nacionales y la cruda realidad que viven las mujeres.

Concretado el plan de trabajo y acción para los siguientes dos años, las participantes acordaron que el próximo cónclave tendrá lugar en Colombia, donde hace 30 años se llevó a cabo la primera edición de este encuentro.