El Museo Nacional de Bellas Artes isleño alberga una importante exposición
Se incluyen óleos, esculturas, instalaciones y fotografías
Loable labor de las redes artísticas de los dos países
Castrobama, de Padrang Terrant, es el cuadro que más impacta al visitante
en una posición que puede implicar confrontación y hostilidad y quizás reconocimiento y diálogoFoto Pablo Espinosa
Jueves 2 de abril de 2009, p. 3
La Habana, 1º de abril. En un buque que zarpa cada lunes desde Miami hacia Cuba con alimentos, llegaron hace unos días y fueron desembalados óleos, esculturas, instalaciones, fotografías, obras de arte de una treintena de artistas estadunidenses para participar en la décima Bienal de La Habana.
Se muestran en el Museo Nacional de Bellas Artes, con el título Chelsea visita La Habana. Reúne obras de una treintena de artistas integrados a una decena de las más importantes galerías de arte de Manhattan.
Esta importante presencia se logró mediante las redes artísticas que desde hace décadas mantienen lazos de amistad, comunicación y trabajo con los artistas de Cuba.
Solamente hay una ausencia: a Netsuko Ono, hermana de Yoko Ono, el gobierno estadunidense le negó la visa. Sus obras se quedaron embaladas en Nueva York, mientras en La Habana permanecen sin repartir, ya impresos, los catálogos de su exposición.
La temática general de las obras que sí lograron atravesar el mar es social, política, de actualidad.
Catástrofes marítimas
Abre Hawaian patriot, cuadro de la serie de óleos e instalaciones de Christoph Draeger titulada Grandes derramamientos de aceite (1998-2008), en la que cada una de las 25 obras representa una catástrofe de buques con petróleo en el mar. Cada pintura lleva el nombre de la nave, la fecha del accidente y la cantidad de toneladas de aceite que se derramó en las aguas.
Evocan en técnica los cuadros de On Kawara, pero en este caso se trata de pintura negra sobre negra. Y el efecto es impresionante.
Junto a esta serie esplende una escultura singular de Long-Bin Chen, titulada New Mount Rushmore y es una alegoría de la obra colosal situada en Dakota, integrada por bustos gigantescos de George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln.
El artista añadió a Barack Obama. La escultura está hecha con una pila de directorios telefónicos (yellow books) de Manhattan de 2006 y 2008 y corresponde a su prestigio de ser un experto en la transformación de libros, periódicos, revistas y papel de computadora, pues en todas sus obras logra la apariencia de madera y mármol. Solamente si uno las ve de cerca se percata que es vil papel
.
Unos pasos adelante está una obra al mismo tiempo fascinante y tenebrosa. Se llama Nuclear Launch Center y reproduce una mesa de control desde donde se lanzan misiles nucleares. Detalles tétricos: una taza de café, que espejea la presencia del operador, quien está ausente, aunque los foquitos de colores centelleantes, neones y plásticos cibernéticos están activos.
La idea, explica el artista, consiste en capturar la energía intrínseca que es generada simplemente pensando en las palabras misil nuclear
.
La obra que más ha impactado se titula Castrobama (2009), de Padrang Terrant. En rojo intenso presenta los perfiles de Fidel Castro y Barack Obama frente a frente. La intención del artista, explica, es ubicarlos en una posición que puede implicar confrontación y hostilidad y quizás reconocimiento y diálogo
.
Las figuras, agrega Terrant, no dan la espalda una a otra, pero sus ojos están a un mismo nivel, sugiriendo igualdad
. El color rojo, explica, insinúa la presencia de Rusia y China.
“Castrobama sugiere que estos países puedan dibujar a Cuba en su dirección política a menos que Obama se comporte en forma diferente de Kennedy cuando estuvoél fue ojo con ojo con Fidel durante la crisis de los misiles.”
Enseguida, el espectador enfrenta una de las obras típicas de la maestra Marina Abramovic: Art must be beautiful, artist must be beautiful (1975). El arte del cine en toda su profundidad. Ella sostiene en la mano derecha un cepillo y en la izquierda un peine. Los pasa por su larga cabellera. Lo que Ingres pintó como un acto sensual, aquí es un estudio sobre los estados mentales, los límites físicos y síquicos.
Explica Marina Dubrovic: esta obra no trata sobre el dolor físico, sino sobre el estado mental que se puede alcanzar por el dolor
.
Arte y política
Otra de las obras más celebradas que llegaron desde Nueva York es Animal Farm (after George Orwell), McCain and Palin, 2008, de Tim Rollins con el colectivo K.O.S (Kids of Survival), como parte de su proyecto artístico para retratar a los líderes del mundo como aves de corral.
“Emparejar la cara de los poderosos con la de un animal –explica Tim Rollins– se apoya en nuestra intuición colectiva.”
Además de otros trabajos de distintos artistas que gozan de prestigio a pulso, completan la exposición obras extraordinarias de las eminentes fotógrafas Nan Golden y Loretta Lux.
Arte y política.
Una fisura en el muro invisible entre Estados Unidos y Cuba.
O bien: ¿otro ladrillo en la pared?