Consumir vino alterado con plomo minó la salud del compositor
Viernes 3 de abril de 2009, p. 5
El delicado estado de salud que aquejó al compositor británico de origen alemán Georg Frederich Händel, y que lo condujo a la muerte hace 250 años, pudo deberse a su glotonería, así como al gusto inmoderado que tenía por el vino contaminado con altas concentraciones de plomo.
Tal es la conclusión a la que llegó el historiador David Hunter, de la Universidad de Texas, quien ha escrito más de 60 artículos sobre Händel y ahora defiende la hipótesis de que el músico falleció víctima de su adicción enfermiza a la comida y la bebida, publicó el diario británico The Times.
Según Hunter, el compositor de El Mesías padeció durante 20 años de graves problemas de salud a causa del lento envenenamiento que le causaba el consumo de vino, producto que en la época georgiana solía ser alterado con plomo por los comerciantes para hacerlo más dulce y eliminar posibles bacterias.
De manera paulatina, la integridad física y mental de Händel fue mermando, a grado tal que, a causa de su mal genio, una vez amenazó con tirar a una soprano por la ventana si no interpretaba bien sus obras. Además, en sus últimos años de vida sufrió ceguera, gota, parálisis y dificultades para hablar.
Conmemoración en Gran Bretaña
Hunter comenzó a pensar en el factor del plomo cuando en algunos documentos encontró que en 1737 el músico perdió temporalmente el control de la mano derecha, lo cual fue atribuido a un infarto.
En busca de cura, Händel viajó a Aachen, Alemania, donde los médicos lo hicieron sumergirse hasta la barbilla en agua caliente, lo cual finalmente lo alivió. La gente dijo que se había curado milagrosamente y eso me dejó pensando. De esa forma exactamente trataban el envenenamiento por plomo
, señaló el historiador.
No obstante, el compositor siguió teniendo problemas de salud hasta que el 13 de abril de 1759 anunció que ya no recibiría más visitas y que había terminado con el mundo
. A la mañana siguiente, murió en su casa de Mayfair, Gran Bretaña, donde ahora se encuentra el Museo Casa Händel, ahí se organizará este año una serie de actividades en su honor.
A pesar de que había escrito algunas de las piezas más hermosas de música barroca, la glotonería de Händel despertaba la molestia de quienes lo conocían.
Según su primer biógrafo, John Mainwaring, en una ocasión Händel invitó a cenar al artista Joseph Goupy, a quien le advirtió que se serviría comida muy sencilla. Sin embargo, Goupy lo descubrió poco más tarde en un cuarto trasero de la casa comiendo delicados platillos que no quiso compartir con él.