Su última corrida fue en septiembre de 1981 en Zacatecas
La gitana y el charro, El as de oros, algunas de sus películas
Miércoles 6 de mayo de 2009, p. a10
Guadalajara, Jal. 5 de mayo. Manuel Capetillo, torero que también incursionó en el medio artístico, falleció esta mañana aquí, a los 83 años de edad, a causa de un paro respiratorio.
Hace una semana Capetillo Villaseñor, representante de la tradición tapatía a la par de José González Carnicerito y Pepe Ortíz El Orfébre, fue reportado en estado delicado de lo que se creía una afección cardiaca que alteró al hombre que se vanagloriaba de su longevidad debido a sus diarios lavados de sangre con base en recetas naturistas.
Nacido en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, el 15 de abril de 1926, desde joven se interesó por la llamada fiesta brava, en la que participaba en calidad de sobresaliente en algunos festejos pueblerinos.
Recibió la alternativa de matador en Querétaro, el 24 de diciembre de 1948, del llamado Berrendito Luis Procuna, con Rafael Rodríguez de testigo. Un mes después, en enero de 1949, la confirmó en la Plaza México con Luis Castro, El Soldado, de padrino, y Antonio Velázquez de testigo.
Su alta estatura y lo largo de los brazos le ayudaron en sus inumerables faenas, pues llevaba al burel en un desplazamiento lento de casi 360 grados, lo que le valió ser nombrado el mejor muletero del mundo, aunque sus detractores –que también los hubo– decían que parecía que toreaba perros, y los más técnicos aseguraban que metía mucho el pico de la muleta, lo que ocasionaba que despidiera al cuadrúpedo lejos. Echaba al toro muy afuera
, recuerda Roberto del Río Alonso, autor de escritos taurinos.
El denominado doctorado español lo recibió en la plaza de Las Ventas de Madrid, en 1952, de manos de Paquito Muñoz, con otro hispano, Antonio Ordoñez, de testigo.
Un año después, en 1953, empezó a incursionar en el cine, en el que como actor reivindicó que era muy buen torero, situación que lo alejó un tiempo de los ruedos, a los que regresó en 1957.
Entre las películas en las que trabajó se recuerdan La gitana y el charro, El as de oros y Cuatro milpas.
De sus grandes faenas, dice Del Río Alonso, destaca la del 13 de marzo de 1959, en la México, en la que alternó con Lorenzo Garza y el poblano Joselito Huerta. Allí, Capetillo inmortalizó a Guapetón, ejemplar de Coaxamalucan, lo que con el tiempo valió una placa en el vestíbulo del coso de la colonia Nápoles.
Una semana después, en la misma plaza, Capetillo fue corneado en el pecho por Camisero, de la divisa de La Laguna, quizá la herida más severa que padeció en su carrera, ya que lo tuvo al borde de la muerte.
Otra de sus grandes actuaciones ocurrió en 1963, en Guadalajara, en festejo en el que partió plaza con Joselito Huerta y los españoles Joaquín Bernadó y Paco Camino, corrida que se publicitó como del siglo
y de la que salió en hombros y con cuatro orejas.
Con su esposa, Sara de Flores, tuvo a Manuel, Eduardo y Guillermo, quienes también incursionaron lo mismo en los ruedos que en los sets televisivos.
Su última corrida fue el 20 de septiembre de 1981 en Zacatecas, junto con sus hijos.