Crisis sobre crisis
La pregunta de la insidia
igamos, nada más, que la tragedia esperada se desencadenó. El Gobierno del Distrito Federal, frente a su situación señala que se encuentra en una emergencia económica creada por el nulo crecimiento del país, y por las medidas de emergencia adoptadas para enfrentar la crisis de la nueva gripe.
La situación no es nada fácil, y aunque se tienen las previsiones suficientes para impedir que las obras se puedan suspender, debido a la emergencia sanitaria encadenada a la crisis económica, la preocupación del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, se alimenta de los datos del impacto que la situación económica dejará sentir en la ciudad de México.
El temor a lo que sigue se mide con información real y contundente: para el Banco de México, la caída de la economía se sitúa en –4.8 por ciento; para Banamex la retracción es de –5.2. Ambas mediciones refieren a la crisis económica antes de los 10 días sin actividad que se impuso en el país debido a la epidemia de gripe. En 1995, cuando se registró el segundo problema socioeconómico más grave de México en todo el siglo XX, la contracción de la economía fue de 6.2 por ciento.
Esto, según las cuentas del Gobierno del DF, advierte una profundización de la crisis que amenaza con menos recaudación para el gobierno, quiebras para algunas empresas, aumento en el desempleo, y un freno general del desarrollo del país, y por ello de la ciudad.
Crisis sobre crisis, se podría decir. Y aún así, frente a las desgracias aunadas, la preocupación de los medios del mercado no fue más allá de la pregunta necia y provocadora que buscaba la respuesta de la traición: ayer fuiste por primera vez a Los Pinos. ¿Ya no hay problema, se saludaron, se hicieron ojitos, cuando menos?
Detrás del cuestionamiento todo se reducía a tratar de exhibir a un Ebrard vencido por el poder, y a asegurar, desde luego, que Andrés Manuel López Obrador perdía al más importante de sus aliados. La gripe o la crisis era lo menos importante.
Se podrá decir que el interés de quienes preguntaban iba en el sentido de hacer que los mandos políticos conciliaran sus intereses en bien de los gobernados, pero como todos saben eso no es más que otra falacia, porque como ha quedado claro en los hechos, la coordinación de gobierno entre Los Pinos y el GDF es inmejorable, del mismo tamaño que las diferencias entre una y otra maneras de ejercer el gobierno.
Lo que debe quedar bien afianzado, entre todos, es que la visita de Ebrard a Los Pinos en nada cambia los planteamientos ideológicos que el jefe de Gobierno ha sostenido desde hace casi tres años: La elección de 2006 cuestiona, por sí misma, la legitimidad de quien fue impuesto en la Presidencia. Una buena parte de la población no acepta a Felipe Calderón como el guía de la vida pública en el país, y resulta que esa gente es la que votó por Ebrard, y Marcelo no tiene confusión al respecto.
Pero persiste la duda: ¿será posible que las desgracias que afligen al país, y que barruntan muchos más problemas graves, sean menos importantes que un saludo de mano, y la foto entre Calderón y Ebrard? Por lo pronto, Ebrard demostró, más allá de los intereses espurios, pero firme en sus convicciones, que estar juntos no es estar revueltos. Que quede claro.
De pasadita
Se iniciaron las campañas políticas por televisión, y no cabe duda que al PAN se le secó el cerebro, que el PRI busca con denuedo el olvido, y que Jesús Ortega, del PRD, está en campaña para el 2012, porque ahora sí quiere ganar una elección.