Por octavo año consecutivo, desde que Vicente Fox llegó al poder, el gobierno federal y los de los estados, el Poder Judicial y el Congreso de la Unión, así como los entes autónomos, mantuvieron el ritmo de crecimiento del gasto corriente, en detrimento del de inversión, refleja el informe de la Cuenta Pública 2008 enviado por la administración de Felipe Calderón a la Cámara de Diputados.

El reporte refiere que en el segundo año del actual sexenio se destinó a gasto corriente un billón 637 mil millones de pesos, mientras que el de capital sólo fue de 502 mil millones.

Además, de acuerdo con el informe, hubo un subejercicio en el gasto destinado al campo y salud, pero crecieron más allá de lo autorizado por el Congreso las partidas de seguridad nacional y seguridad pública, al tiempo que se incrementaron ciento por ciento, respecto de 2007, las transferencias a fondos y fideicomisos.

Opacidad

Asimismo, el presidente de la Comisión de Vigilancia –a la que se turnó el documento–, Antonio Ortega Martínez, informó que dentro de las auditorías a la cuenta 2008, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) realizará una investigación especial a los seguros contratados por el gobierno federal para garantizar el precio del barril de petróleo, que es de una de las áreas con más opacidad.

En entrevista, el legislador del Partido de la Revolución Democrática refirió que en el informe, que a su vez se turnó a la ASF, no hay un solo capítulo que explique el sistema de coberturas para garantizar el precio del petróleo.

Es un tema que Hacienda mantiene en secreto, y nadie puede escudriñar; primero: cuánto se pagó por esos seguros y a qué compañías, y luego no se conoce cuánto se ha cubierto ni cuándo ingresaron esos recursos, para compensar la caída del precio internacional del crudo, aseveró.

Ortega Martínez explicó que en un primer análisis de la cuenta pública del segundo año de gobierno de Calderón se detectó que si bien los dos primeros trimestres de 2008 la recaudación se comportó como estaba previsto, a partir del tercero, y marcadamente en el cuarto, comenzó a registrarse una caída en los ingresos fiscales.

Esto implica que, hacia el final del año (pasado), la Secretaría de Hacienda contaba con elementos para reconocer que se esperaba una drástica caída en la economía nacional, y que retrasó deliberadamente el reconocimiento de que México se encuentra en recesión desde al menos hace seis meses, declaró.