Es un fenómeno vigoroso, pleno de ímpetus, dicen expertos
Se difunde en foros, certámenes, revistas impresas y virtuales
Internet es expansivo, pero no puede sustituir a las editoriales
El DF dejó de ser una referencia en el universo de la poesía nacional, pues ahora se conocen los nombres de muchos jóvenes talentos de los estados, que exploran nuevos lenguajes e intentan otras búsquedas
Martes 12 de mayo de 2009, p. 4
La poesía en México cambia de piel. De acuerdo con un breve balance de editores y poetas de la generación anterior, los de la nueva camada se arriesgan, buscan nuevas formas de lenguaje, dan la vuelta a los temas clásicos de la poesía, que a su vez es dinámica, no se cierra ante la escasa posibilidad de publicar y encuentra un nuevo camino en Internet.
En este universo poético alterno el Distrito Federal ha dejado de ser referencia y gracias a Internet se conocen los nuevos autores de otras partes de la República. Las iniciativas para esparcir los nuevos versos van de lo público a lo privado, de los colectivos y redes a los individuos. Existen numerosos premios, revistas impresas o virtuales, espacios como las casas del Lago, la del Poeta o el Centro de Lectura Condesa.
Encuentros como Nacidos en los 80, Ecos, La experiencia poética y, a partir de junio, el ciclo Nuevas voces de la literatura mexicana, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Instituciones como la Fundación para las Letras Mexicanas o la Sociedad General de Escritores de México, que buscan encauzar a los talentos jóvenes.
Del caos a la brillantez
Para hacer un balance de lo que ocurre con la poesía joven de México editores y poetas de la generación anterior hablan con La Jornada.
El de los poetas jóvenes es un fenómeno muy vigoroso
, dice el poeta José Angel Leyva, editor de la revista La Otra. “Creo que hay una gran cantidad de nuevos actores en la poesía mexicana, muchos de ellos activos, muchos de ellos consignados en la revista Punto de Partida, en el Periódico de Poesía, en La Otra –tanto en su versión electrónica como en la impresa–. Pero además en el resto de la República veo un gran dinamismo de muchos jóvenes que buscan un espacio donde publicar”.
Pedro Serrano, también poeta y editor de Periódico de Poesía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refiere que el estado de la lírica de autores menores de 30 años es cada vez más diverso, más interesante y más aventurado. Se escriben y se hacen cosas distintas en todo el país y ya no es el DF la referencia obligada. Faltan todavía estructuras editoriales y de distribución, mecanismos de reconocimiento y difusión, pero la realidad de la poesía en México va a cambiar muchísimo una vez que esos poetas que escriben en Zamora, en Acapulco, en Los Mochis o en San Rafael se conviertan en referencia obligada
.
Los de esta nueva generación son arriesgados y quizá eso sea lo que los acerca; eso y que andan a la búsqueda de un lenguaje, con algunos se siente que ya llegaron, pero otros ahí la llevan
, dice el poeta Ricardo Yáñez, colaborador de esta casa editorial, quien además imparte talleres y aventura algunos de esos nuevos nombres, unos de 35 años, otros menores e incluso que apenas van llegando a las dos décadas.
Sergio Luna, Jair Cortés, Raciel Quirino, Mauro Fuantos, Antonio Riestra, Moisés Ramírez, Enrique Chacón, Zaria Abreu, Rodolfo Dagnino, Luis Manuel Amador, Efraín Velasco, Carlos Vicente Castro, Luis Jorge Boone, Jorge Sánchez y Melissa Nungaray –quien apenas tiene 12 años (para conocer un poco de su obra http://poetica-arbitraria.blogspot.com/2008/12/melissa-nungaray.html, y también tiene un video en Youtube).
Todos son muy diferentes entre sí, destaca Yáñez, y advierte: No se trata de una renovación. Estamos en un momento un poco confuso del cual puede salir una renovación. Hay una especie de caos y de ese caos puede salir una brillantez
.
José María Espinasa, quien es el director de Ediciones Sin Nombre, sello que ha publicado o publicará en breve a algunos de los nuevos poetas, como Christian Peña o Camila Krauss (www.camilakrauss.com), señala a su vez: “La palabra renovación estaba muy de moda, al grado que se volvió una especie de virtud intrínseca. Decías ‘es un poeta renovador’ y eso se entendía como un elogio.
Creo que ahora eso es lo menos importante, los poetas no buscan ser originales o distintos, sino buenos; eso ha hecho que no estemos en un momento de sorpresas estéticas, de cosas muy llamativas por su diferencia; sin embargo, en contraste a lo que piensan algunos críticos, creo que pasamos por buen momento, que el nivel cualitativo es alto.
El riesgo de la homogeneización
Otra persona que ha estado muy cerca de este cambio generacional es José Luis Paredes, director de la Casa del Lago, donde se realizan, por ejemplo, los encuentros Poesía en Voz Alta y Ecos.
Al respecto, destaca: Veo gran coraje, un gran ímpetu que justamente los lleva a buscar, explorar, visitar terrenos, elementos o recursos no muy frecuentes en el territorio literario establecido. No necesariamente apelan a recursos nuevos en términos de la poesía experimental, puesto que las vanguardias, la experimentación en Hispanoamérica fue muy diversa, muchas cosas que hoy buscan los chavos no necesariamente son nuevas, pero sí creo que llegan ahí por sus propios caminos
.
José Ángel Leyva llama la atención sobre una característica de esta nueva poética: en su mayoría son autores con una trayectoria muy sólida, orientados a la profesionalización de la poesía, pero también de la academia, de la crítica, del trabajo editorial. Me parece que eso habla de nuevas generaciones muy sólidas, muy consolidadas
.
Pero justamente esta peculiaridad implica un riesgo: la homogeneización del discurso. “Se están generando grupos de escritores que, frecuentemente, en los concursos de poesía –los cuales abundan, por cierto– son ganados por muchos de estos jóvenes que también se han profesionalizado como ganadores de certámenes.
Uno puede advertir que hay una escuela, un estilo, ciertos perfiles que se repiten y eso quizá sea la parte más peligrosa, porque se comienza a homogeneizar el discurso
, advierte Leyva.
“Pareciera –prosigue– que muchos de ellos escriben de manera muy semejante y que lo hacen también con una conciencia de qué tipo de poesía es la que se debe escribir para ganar los concursos. Son formulitas que se agarran y uno como jurado, cuando revisa esos trabajos, los lee con cierta metodología que termina concurriendo en reconocer un tipo de escritura en la que quizá a veces no hay tanta calidad o lo que uno buscaría, que es un cierto riesgo, mayor audacia.”
Pedro Serrano refiere que hasta ahora la poesía en México “funcionaba de acuerdo con líneas cordales muy claramente establecidas.
“Digamos que se dio una pequeña profusión de pequeños reinos de taifas que copiaban el estilo del Gran Califato de Mixcoac, y que disponían o distendían sus hilos o sus redes para crear continuidades y adocenamientos.
“Todavía la poesía en México sigue encuadrada en el marco fijo de Poesía en movimiento (con prólogo) de Octavio Paz. No hay una lectura que compita con lo que en esa antología se marcó como fines o confines. Lo que siguió fue su reproducción o su réplica en pequeña escala (…) Lo que se está escribiendo ahora servirá para que se empiece a reconstituir la lectura de todo lo que se ha escrito en los pasados 30 años.
Desde aquí podremos leer con más miras o mayor precisión qué se ha escrito en México durante estos años. Lo que los poetas menores de 30 años están haciendo servirá para entender qué vale la pena y qué es chapucería en la poesía anterior.
Contacto con Hispanoamérica
México es un país demasiado grande y hay demasiados poetas
, manifiesta a su vez Enzia Verduchi, titular de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.
“Me parece que tenemos una poesía joven que es muy original, que está muy bien comunicada y muy leída entre sus autores. No solamente entre los mexicanos, tienen mucho contacto con la poesía chilena, argentina, uruguaya, colombiana, hispanoamericana en general.
Están muy al día de lo que están haciendo sus compañeros y están expresando su realidad a partir de la poesía; una realidad mexicana pero al mismo tiempo haciéndola universal, y eso me parece un ejercicio muy interesante
, agrega quien también es poeta y dirige la editorial Acrono.
La forma en la que se comunican es por Internet, que se ha convertido en herramienta esencial para esta generación.
Al respecto, José Ángel Leyva y Pedro Serrano coinciden en señalar la movilidad que la red ha dado a los jóvenes y sus versos.
Aprovechan la tecnología, y mediante la experiencia de la revista La Otra, vemos cómo estas comunidades culturales, literarias, participan de manera muy activa e intensa, con intercambios no solamente virtuales sino geográficos, gente que viaja a encuentros, busca foros, espacios para dar a conocer su trabajo. Internet ha sido un espacio muy afortunado, más para los poetas que para los narradores
, analiza Leyva.
Pedro Serrano ve en la red una herramienta poderosa para la difusión de las obras poéticas. “Permite reproducir los poemas en muchos medios, ya sea orales, escritos, en video o animación. Como la naturaleza misma del poema tiende a ser breve, digamos que se acerca más a lo que sucede en los tweteers que una novela. Además, al ser un medio virtual, no se ubica en ningún lado y permite todo tipo de recomposición (…) Internet es un medio no tanto democratizador, sino expansivo, pero no puede sustituir a las editoriales”.
Ediciones subvencionadas
Tanto ha crecido el uso de Internet para la difusión poética, que la Coordinación de Literatura del INBA tiene un proyecto de talleres en todo el país especializados en literatura y nuevas tecnologías, en los que se enseña cómo respetar derechos de autor al subir fotografías, cómo subir un blog, cómo interactuar con otras artes y la literatura mediante Internet, explica Enzia Verduchi.
En Internet hay mucha confusión, porque hay de todo. Además uno se asombra un poquito del espectáculo de estar publicado
, disiente Ricardo Yáñez.
Y es que la publicación de poetas jóvenes implica otro problema, como señala José María Espinasa, quien publica a algunos integrantes de esta generación, aunque no tantos
como quisiera.
“Uno de los problemas de los editores de poesía es que aunado a la falta de lectores está también la competencia con las ediciones subvencionadas, sean de universidades, institutos de cultura, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).
“Vas a una librería y te encuentras un libro publicado en el CNCA que vale 40 o 50 pesos, mientras que uno similar tendría que venderlo en 110. Ahí me encuentro con un problema cuando coinciden autores.
Por ejemplo, Mijail Lamas tiene un libro en Tierra Adentro y uno conmigo que salieron con diferencia de meses. El primero cuesta la mitad del que yo publiqué. Esa competencia incide mucho.