¡No te rajes, Amalia!
El beso del calderonismo
Ataques a AMLO y Monreal
uego de elogiar el desempeño de dos perredistas gobernantes (Marcelo Ebrard y Amalia García), el presidente nacional del PAN ha dado el banderazo de salida a campañas mediáticas de desprestigio contra adversarios de aquéllos (como son, respectivamente, López Obrador y la familia Monreal).
Del jefe de la administración capitalina, Germán Martínez dijo que durante la crisis sanitaria tomó medidas fuertes y difíciles
para cuidar a los ciudadanos más que a sí mismo, y destacó su condición atenta y el que haya estado dispuesto a colaborar
. Apenas aplicado ese Beso de la Colonia del Valle aparecieron comentarios periodísticos dando cuenta de la confrontación creciente que se estaría dando entre el perredista-camachista, quien se ha apresurado a delinear sus propuestas presidenciales para 2012, y el despojado de 2006, que trabaja diariamente en la construcción de su segunda y última candidatura al máximo cargo público nacional. Provisionalmente es Marcelo Ebrard el prototipo de político izquierdista que gusta a los opinantes en línea, quienes además de enaltecer a su preferido aprovechan la oportunidad para insistir en la denostación, por contraste, del tabasqueño fallidamente condenado al paredón mediático.
Al panismo calderónico le complace exaltar a Ebrard con la esperanza de ahondar las discrepancias existentes entre los dos principales aspirantes de izquierda
al 2012, que ciertamente van distanciando sus posiciones (en la misma medida que Marcelo va acercando las suyas al calderonismo, incluso físicamente) pero que mantienen un acuerdo básico de competencia interna fundado en el respeto del camino que cada cual trace (la apuesta de cada quien) y la medición final de las posibilidades electorales que tengan para que el mejor colocado sea el abanderado de lo que finalmente acaben conformando ciertos segmentos del PRD más PT, Convergencia y el movimiento de resistencia civil pacífica (ya se verá si de verdad es posible que, llegado el momento, ME y AMLO acepten ese mecanismo de medición y respeten los resultados que se produzcan, pero, por ahora, ése es el idílico pacto vigente).
El expediente zacatecano es menos terso. Amalia García y su hija Claudia Corichi, el verdadero dúo gobernante de la entidad, mantienen una guerra política contra el monrealismo, que han llevado ya a terrenos altamente peligrosos, como involucrar a los contrincantes electorales en acusaciones de narcotráfico que obviamente abren la puerta a acciones oscuras que pueden llegar a la violencia física extrema. La gobernadora García y el ex mandatario Monreal han mantenido un forcejeo político que ha pasado por la utilización de vías partidistas alternas, como ha sido el Partido del Trabajo, cuya bancada senatorial coordina Ricardo y cuyo candidato oficial a la sucesión del año entrante es su hermano David, ocupante de la presidencia municipal de Fresnillo, a pesar de la ruda oposición García-Corichi.
Justamente ese David Monreal Ávila, presidente fresnillense y candidato del PT a la gubernatura, ha sido mañosamente exhibido, junto con su hermano Cándido, como presunto acusado de narcotráfico a partir de un episodio confuso en el que aparecieron cargas de droga en una bodega sin uso y en el que, finalmente, Cándido quedó como testigo de la mala utilización, oportunamente denunciada, de su propio inmueble y no como indiciado. La magnificada difusión nacional de ese hecho, punible en los términos que corresponda pero notablemente menor a los graves problemas de seguridad que afectan a esa entidad federativa, pareciera acompasarse con los esfuerzos panistas por cerrar las puertas a toda opción electoral relacionada con el lopezobradorismo, como si se hubiera buscado una cortina monrealista de humo justamente cuando el país ve con estupefacción el operativo impecable con que decenas de hombres armados, con el apoyo de un helicóptero supervisor, liberaron de una cárcel zacatecana a 53 sentenciados, o cuando la hija de la gobernadora García, Claudia Corichi, ha sido denunciada, ante la fiscalía federal encargada de hacer como que investiga delitos electorales, por las acciones que realiza a título de directora honoraria del DIF al mismo tiempo que es senadora.
Saúl, otro de los miembros de la zacatecanamente omnipresente familia Monreal, es el comisionado político nacional del PT en la entidad, y con tal título denunció ante la genéticamente inocua Fepade que el DIF amalista reparte miles de despensas y tiene bodegas con sillas de ruedas y bicicletas para repartir con la intención de beneficiar a los candidatos del PRD. El problema es que la presunta responsable de esos actos de mapachería es la cogobernadora Corichi, senadora con fuero que no cobra sueldo como directora del DIF para así poder utilizar recursos públicos en tareas de presunta asistencia pública que en realidad son actividades electorales.
Pues bien, enmedio de ese fragor político local, con el escándalo nacional de las decenas de presos liberados supuestamente por los zetas gobernantes, el presidente nacional del PAN, que usualmente aprovecharía esas oportunidades para lanzar acusaciones flamígeras y hacer burla política, visitó este domingo la plaza y emitió sentidas declaraciones de apoyo a la perredista, conminándola a apretar tuercas en su gobierno para seguir combatiendo el narcotráfico y cerrando con una arenga que varios periódicos locales recogieron como cabeza principal de primera plana: ¡No te rajes, Amalia!
Y, mientras la metralla blanquiazul se enfila sanitariamente contra Quique Corbatón, y en Morelos el actual gobernador, el ultraderechista Marco Adame, mantiene la tradición de que el poder político en esa entidad se funda con el delictivo, ¡hasta mañana, en esta columna que lee en un informe de la Concamin una linda muestra de poesía económica realista: la luz al final del túnel es apenas perceptible
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