Opinión
Ver día anteriorMartes 19 de mayo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

¿Qué entienden por colapso Calderón y Zedillo?

Lo que viene: IVA en todo y para todos

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El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, es entrevistado por Jon Meacham, director de la revista Newsweek, en Washington. El año pasado la revista tuvo pérdidas y ahora ha salido en una nueva versión que estará acompañada por un recorte de tirada, que bajará de 2.6 millones de ejemplares a 1.5 millones en eneroFoto Reuters
A

hora que está de moda la pasarela (y balconeo) de ex presidentes, el siempre simpático Ernesto Zedillo tuvo a bien apersonarse en la Convención Nacional de Aseguradores, donde no se refirió a las recientes acusaciones en su contra, pero sí cantó a dúo con Felipe Calderón el éxito que la pareja lanzó en Davos, Suiza, a principios de año (ahora te comprendo mucho mejor), y repitió no sólo lo que él mismo dijo diez años atrás en idéntico foro, sino lo que ahora dice el actual inquilino de Los Pinos: si no hubiera sido por nosotros, la economía hubiera colapsado (¿qué entenderán por colapso?)

Como Calderón se siente muy cómodo con Zedillo, según reconoció en Davos a principios de año, tras reír a pierna suelta por el asunto del Fobaproa, el ex mandatario vino a México para cantar a dueto con el michoacano. El que nunca tuvo cash, salvo para los banqueros, repitió lo que a los propios aseguradores dijo en su convención de mayo de 1998, cuando aseguró que haber superado de este modo fenómenos que hace apenas algunos años hubieran significado un colapso de la economía nacional, es la muestra más clara de que en materia económica estamos viviendo una nueva etapa de nuestro desarrollo; ha valido la pena, porque con ese gran esfuerzo hemos podido construir bases más sólidas para conseguir un crecimiento económico firme y que dure por muchos años. Más de una década después, sólo puso la cereza: la economía mexicana no ha sido devastada por la actual crisis global, (pero) es necesario seguir avanzando en cambios estructurales.

Y Calderón haciéndole segunda en eso de que la economía no está devastada: (es producto) del manejo responsable de nuestra economía, que nos permitió contar con reservas en divisas, con estabilidad macroeconómica, con fondos de estabilización, con cobertura y con un sistema financiero que está, sin duda alguna, en mejores condiciones que en muchas otras épocas de crisis en México y en mejores condiciones que en muchos otros países del mundo, incluyendo países desarrollados... Así hemos logrado precisamente enfrentar uno a uno los grandes problemas de México.

El auditorio ovacionó al dueto, aunque surgió la duda: ¿si México tiene esas bondades, entonces por qué la economía se desplomaría (hasta ahora, según las estimaciones oficiales) 5.3 por ciento en 2009? ¿Por qué se hundió la industria y se cancelaron más de 600 mil empleos formales en un semestre? ¿De qué sirve en la práctica ser tan perfecto?

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, porque Zedillo no sólo vino a cantar a dueto con su amigo Calderón. También lo hizo para darle un raspón al doctor catarrito. Dijo el ex mandatario que fue ligera e irresponsable la estimación hecha sobre el impacto que para México tendría la crisis hipotecaria en Estados Unidos, puesto que desde más de un año atrás se preveía el contagio que sufriría la economía mexicana. En efecto, mientras en todo el mundo se ponían a las vivas para contrarrestar el tsunami desatado por la mayor economía del planeta, en México el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, alegremente diagnosticaba catarrito, y gripa el jovial inquilino de Los Pinos.

Si el diagnóstico calderonista fue lerdo, el paso siguiente no fue mejor. Dijo Zedillo que las medidas tomadas hasta el momento para enfrentar la crisis global han resultado insuficientes, esto es, la tan cacareada política anticíclica no ha servido para mucho y de atemperar la sacudida, no atemperó nada, y que sólo resultó efectiva en el plano retórico. Pero mister Fobaproa bien pudo ahorrarse el viaje y el dinero del periplo –quienes lo pagaron, porque no salió de su bolsillo–, porque la falta de resultados y los diagnósticos errados son algo tan conocido y padecido por los que aquí sobreviven, que su regaño bien pudo hacerlo desde cualquiera de sus oficinas en el exterior, vía fax o de plano por medio de algún libro de ocasión.

Eso sí, coincidió con su amigo michoacano en la necesidad de seguir con las reformas estructurales, en especial la laboral y la fiscal, aunque en este último caso sería la enésima reforma, porque a pesar de las limitaciones y de que ninguna ha tocado los intereses de los barones, desde Miguel de la Madrid todos los inquilinos de Los Pinos han llamado reforma fiscal a los esperpentos que en la materia les ha aprobado el Congreso. De cualquier suerte lo dicho por Zedillo apoya el siguiente paso de Calderón, que se daría después de las elecciones del 5 de julio, y que todo apunta va directamente a cobrar IVA en todo y para todos, como en su momento fallidamente lo intentó otro de los genios del sistema político nacional, el mismísimo Vicente Fox.

En lo que sí de plano no coincidió con Calderón fue en aquello de que está muy cerca la recuperación de la economía mexicana. Zedillo fue claro en que tal recuperación será lenta aún si la crisis financiera internacional terminara a finales de este año, pues este proceso llevará más tiempo que en países desarrollados. Lo cierto es que con este personaje, más Fox y Calderón, el bienestar de los mexicanos está aún peor que en 1994, antes de los errores de diciembre.

Quien no ve las cosas tan gratas es el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, que ayer a su ingrato pronóstico económico para 2009 añadió el impacto que tendría la emergencia económica: su estimación pasó de un desplome de 4.8 a 5.3 por ciento, ya muy cerca de la debacle de 1995, con todo y que faltan siete meses de sacudida para que concluya el año del catarrito.

Las rebanadas del pastel

Muy entusiasmado estaba el inquilino de Los Pinos salvando a la humanidad y dándose coba, porque “ha quedado claro que a pesar de que México ha sido puesto a prueba en serio, con adversidades significativas que cada una de manera aislada hubiera hecho fracturarse las estructuras de una nación sin la fortaleza que tiene México, también es cierto que aún enfrentando juntas todas esas adversidades, los mexicanos no sólo estamos de pie, sino que estamos saliendo adelante… México ha pasado en muy pocos meses desafíos enormes e imponderables que hubieran hecho fracasar quizá a muchas otras naciones”, cuando alguien le recordó que las naciones no fracasan, lo hacen sus gobiernos, como el suyo comprenderá.