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Realizaron velada en la Casa de las Américas para despedir al fallecido escritor

Inmensa, la difusión de la obra de Benedetti
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de mayo de 2009, p. 4

La Habana, 19 de mayo. La Casa de las Américas despidió hoy a Mario Benedetti como a uno de los suyos. La difusión de la obra del autor uruguayo es tan inmensa como lo merece, dijo el presidente de la institución, Roberto Fernández Retamar, en una velada de homenaje.

Mario, afortunadamente, llegó a conocer en vida el reconocimiento incluso multitudinario que se le negara a otros grandes, agregó el escritor cubano. Tantas cosas llevan entre nosotros la marca de Mario, que ni queremos ni podemos olvidarlo. Vivirá cuanto viva su Casa de las Américas, que él contribuyó como pocos a hacer realidad.

Fernández Retamar recordó una parte azarosa del exilio de Benedetti, aquella en la que perseguido en Uruguay y en Argentina, en 1975 llegó a Perú, de donde fue expulsado. Una carta de Julio Cortázar a La Habana indagaba entonces por la suerte del autor de La tregua.

Mario es uno de los hombres más valiosos de nuestro continente y, por tanto, siempre en peligro, decía la carta de Cortázar, que hoy desempolvó Fernández Retamar. Benedetti terminaría ese tramo en Cuba, trabajando por segunda ocasión en la Casa de las Américas.

Otro exiliado del siglo pasado, el novelista colombiano Óscar Collazos, envió un mensaje, recordando cómo en 1969, muy temerario, a sus 26 años, aceptó dirigir el Centro de Investigaciones Literarias de la institución, que había fundado y encabezado Benedetti.

El tránsito literario del uruguayo andaba así, según lo recuerda Collazos: “Estaba dando el salto vital hacia la poesía, partiendo del Neruda de Los versos del capitán y los Veinte poemas..., del Toi et moi, de Géraldy (que reivindico por la elementalidad con que se expresa el sentimiento amoroso), de las canciones y de los juglares, y se volvió inmensamente popular. Pienso que el ‘lugar común’ del sentimiento amoroso fue el puente que lo unió con decenas de miles de lectores del idioma.

“Como lector, me quedé con el admirado Benedetti de Montevideanos, La tregua (que prologué en una de sus ediciones españolas de Planeta, 1974), Gracias por el fuego y El cumpleaños de Juan Ángel. Me quedo con sus lúcidos ensayos literarios y con esa clase de bondad que, sin las dificutades del asma, respiraba su vida diaria.

“Guardo otra escena inolvidable –recordó también Collazos–. Mario me invitó a tomar un ron en la habitación 809 del Hotel Nacional. Estaba escuchando Let it be, de los Beatles. Yo, que tenía 26, sentí que aquel hombre de 49 años era mi contemporáneo.”