La secretaria de Desarrollo Rural abre el desfile del Día Mundial de la Diversidad Cultural
Destaca la ausencia del contingente chino, que había participado en todas las celebraciones
Domingo 24 de mayo de 2009, p. 35
La riqueza cultural, artística e histórica de los pueblos alienta a la gente a salir adelante y unirse en momentos difíciles, como la actual crisis económica y la emergencia sanitaria por el brote de influenza A/H1N1, afirmó la titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) del gobierno de la ciudad, María Rosa Márquez Cabrera, al inaugurar los festejos por el Día Mundial de la Diversidad Cultural por el diálogo, celebrado cada 21 de mayo por la Organización de Naciones Unidas.
Este año, sin embargo, sea por una razón de pesos o de salud, el contingente que desfiló por tercer año consecutivo del Centro Artesanal Ciudadela, en Balderas, a la Plaza de la Constitución fue menor, y entre los grupos que más se lamentó su ausencia fue el de los danzantes de Tinkus, de la región norte de Potosí, en Bolivia; a la comunidad china, con su tradicional danza del león, así como la música y atuendos de la sierra oaxaqueña con su típica Guelaguetza.
Pese a ello, los pocos participantes, con sus danzas, música y coloridas vestimentas, fueron suficientes para avivar a su paso –que esta vez tomó un tramo del Paseo de la Reforma– a una ciudad que amaneció gris y con amenaza de lluvia, pero que a los pocos minutos de emprender el trayecto, alrededor de las 11 horas, se despejó para tornarlo más bien caluroso.
No faltaron a la cita las comparsas del pueblo de San Francisco Tlaltenco, de la delegación Tláhuac, ellas, con sus vestidos amarillos y ellos, con su traje tipo charro y máscaras de gachupín, quienes encabezaron el desfile, seguidos por un carro alegórico elaborado por el Club Juvenil de la misma comunidad y que en esta ocasión realizó una escena de soldados romanos custodiados a su vez por un par de tigres blancos.
De los pueblos del sur de América, solamente participó Bolivia con la danza de caporales, de la provincia de Oruro y La Paz, y un carro alegórico, Estampas Colombianas, con mujeres que vestían trajes típicos de ese país.
Márquez Cabrera resaltó en su mensaje la aportación de los diferentes pueblos en la construcción de nuestro país y en entrevista posterior adelantó que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) editará un libro sobre este tema en particular a partir de una investigación sobre los aportes de muchas comunidades al país, como la española, la china y la judía.
Siguiendo a los danzantes de Tlaltenco iba un camión de carga que exhibía en su plataforma una muestra del trabajo de los artesanos mexicanos: textiles, madera tallada, cartonería, alfarería, cerámica, latón, vidrio, entre otros, y junto, una camioneta de Paracho, Michoacán, en la que se mostraban guitarras, telas y alfarería en cobre típica del pueblo de Santa Clara.
Mujeres purépechas bailaban detrás al ritmo de pirecuas, sones y abajeños, evadiendo los embates de un torito de carnaval y botellas tequileras en la mano, pero rellenas de agua, que de cuando en cuando vaciaban sobre el novillo de cartón y se arrojaban entre ellas para refrescarse del calor.
A su paso, transeúntes, turistas, automovilistas y hasta los mismos policías de tránsito que hacían los cortes a la circulación, enfocaban desde la cámara de su teléfono celular para llevarse un pequeño recuerdo de la creatividad artística de alguno de los 146 pueblos originarios del país y uno que otro de algún lugar de América.