Los horizontes de la pintora Elke Zemelka son compartidos por la cultura prehispánica de México –con la que dice identificarse– y el arte pop de su Alemania natal.

Horizontes es el nombre de la exposición que exhibe Zemelka en la galería Pecanins, Durango 186, colonia Roma, hasta el 3 de junio.

Sobre su obra más reciente expresa: Me interesa el manejo de la luz y la oscuridad, son prácticamente transparencias. Se podrían relacionar además con pieles. También se basa un poco en la fragmentación, por ejemplo, del cuerpo. En su trabajo actual pretende llevar a una síntesis las diferentes etapas de su obra.

Zemelka llegó con su familia a México, proveninte de Alemania, en 1970; ocho años más tarde regresó a su país natal para estudiar artes gráficas y luego técnicas pictóricas. Regresar a México significó su dedicación a la pintura; además, empezó a soltarse y a pintar más libremente. Realizó sus primeros cuadros en un lenguaje casi figurativo, con fuerte influencia prehispánica, donde figuras solemnes y hieráticas llenaban la totalidad del cuadro de forma bidimensional y monolítica.

Después, el espacio pictórico, desprovisto ya de perspectiva, se convirtió en un lugar donde vagan personajes diversos, sin relación clara entre sí, y donde su tamaño y posición establecen diálogos ambiguos. Como en los retablos populares, el color se aviva, multiplica y abandona la solemne monocromía anterior.

Figuras casi abstractas se cargan de cálido erotismo, como el voluptuoso paisaje mexicano, expresó la pintora en entrevistaFoto María Luisa Severiano

Finalmente, la figura se fragmenta y, en su ruptura, se vuelve casi abstracta, pero al mismo tiempo se carga de cálido erotismo, como la piel de México, como el voluptuoso paisaje mexicano. De hecho, sus composiciones parecen un acercamiento o radiografía de alguna parte del cuerpo. En general, hay más cuerpos femeninos que masculinos, algo que se percibe por el tipo de textura, el volumen. Hay un poco más de peso, de grasa, inclusive, celulitis, lo que no quisiéramos tener.

La entrevistada gusta de trabajar a la tinta sobre papel –utiliza uno artesanal, de algodón–, y disfruta de los accidentes generados por las tintas, a la semejanza de una piel. Pinta con acrílico. En un futuro tal vez haga escultura, porque siente que su obra se presta mucho para hacer piezas de tierra.

Algunos cuadros de la exposición contienen elementos rojos que contrastan con los colores sepias que predominan en las demás obras. Apunta: Ahora me gusta mucho mezclar estas cosas que parecen como pieles y cuerpos con elementos más figurativos.

Respecto de la tan mencionada desaparición de la pintura, dice: Es algo general que está pasando en muchos países, pero no creo que vaya a desaparecer por completo. Es más, creo que se volverá a enfatizar todo hacia la pintura, porque ésta es, finalmente, un registro real de un artista. Muchas veces las instalaciones o las ideas son dudosas, desaparecen, pero la pintura se va a quedar para siempre.