Ante la conclusión de la consulta pública para decidir el ini- cio de siembras experimentales de maíz transgénico en este año, integrantes del sector agroempresarial sostuvieron que el uso de la biotecnología ayudará a satisfacer las necesidades alimentarias de la nación, mientras académicos de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach) y del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) sostu- vieron que se pondrían en riesgo los cultivos de maíz en 9 millones de hectáreas de las que dependen miles de familias de 62 grupos indígenas y pequeños agricultores.

El Consejo Nacional Agropecuario asentó que las reformas al reglamento de la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados establecen la protección a las razas criollas del maíz, por lo que no existe ningún riesgo en el inicio de las siembras experimentales de maíz transgénico a partir del segundo semestre de este año.

Sostuvo que organizaciones agrícolas de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Chihuahua y de La Laguna están en favor del uso de la biotecnología para incrementar el volumen de producción y reducir los costos. La fase experimental dará la oportunidad de conocer de primera mano el impacto, seguridad y eficacia de esa tecnología para mejorar la productividad del maíz, y permitirá a los agricultores mexicanos hacer del campo una actividad más rentable y productiva.

México, asentó el CNA, no puede continuar a la zaga en el uso de la biotecnología. Actualmente 13.3 millones de agricultores de 25 países siembran 125 millones de hectáreas con cultivos genéticamente modificados; Estados Unidos, Argentina, Canadá y España encabezan la lista de los 19 países que producen maíz transgénico en 37.3 millones de hectáreas.

Los investigadores del INIFAP Antonio Turrent Fernández, Alejandro Espinosa Calderón y Ramón Garza García advirtieron de la acumulación de la basura transgénica en las variedades criollas del maíz mexicano ante los efectos temporales de las adecuaciones en el ADN del grano para eliminar plagas, y la consecuente guerra biológica interminable.

En los comentarios que enviaron al director general de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera, Guillermo Pérez Valenzuela, los investigadores del INIFAP advirtieron de los efectos desconocidos sobre la diversidad genética del maíz nativo y de sus parientes silvestres a mediano y largo plazos.

Si tan sólo cinco mutaciones ocurridas al teocintle y fijadas en su genoma por la acción coadyuvante del habitante de Mesoamérica hace más de 6 mil 250 años lo transformaron en el maíz moderno que ahora conocemos, la acumulación hasta de 50 transgenes como eventos transgénicos independiente podría inducir cambios impredecibles e irreversibles, aseguró.