Los cuadros de Laura Hernández que integran la muestra Misticismo y poesía poseen espíritu propio.

Ese halo se ha conjugado mediante el empleo de la luz incandescente, que se propaga y genera calor, elemento con el que la artista trabaja desde hace una década.

Sus cuadros son elaborados con base en papel amate teñido con cochinilla, pegado sobre más papel amate en combinación con papel lustre –Laura lo llama orito–, montado sobre una tela transparente que oculta los circuitos de luces.

Las obras también están concebidas para reflejar el estado de ánimo del espectador, que al apretar un botón puede manipular los diferentes patrones de luces, aunque más adelante lo podrá hacer por medio de un sensor.

De hecho, los cuadros de Laura Hernández se transforman según la hora del día.

Para la entrevista, la artista, pidió que fuera a las ocho de la noche, con el propósito de apreciar los cambios reflejados en los cuadros al ponerse el sol, combinados con el despliegue de luces.

De noche las obras se vuelven más planas y dramáticas. De esta forma la artista también habla de “cómo todos los ciclos de tiempo están contenidos de lo universal a lo particular.

“Vivimos en una época –explica– en la cual hay toda una nueva visión respecto de la materia, de la energía. Todos notamos que en la velocidad a la que vivimos, a la que recibimos impactos, es cada vez más intensa. Este proceso me llama mucho la atención”.

Laura Hernández trabaja con un grupo de ingenieros holandeses para lograr unas tarjetas programadas, con el propósito de que cada cuadro tenga espíritu propio, su idiosincrasia e historia, pero expresada mediante la luz.

El aspecto artesanal del trabajo de Hernández contrasta con el uso de la tecnología.

De niña, en Oaxaca, le gustaba mirar al cielo y reflexionar sobre la relación con el cosmos, “Pasaba mucho tiempo en un rancho. La presencia de las estrellas era tan imponente que realmente cualquier cosa que hagas no sirve para expresar eso, pero te queda la gran necesidad de buscarle. Y en esa búsqueda empiezas a encontrar que hay otras cosas que sí puedes decir, vas creciendo y te das cuenta que todo pertenece a lo mismo.

“Hace 10 años empecé a trabajar en un proyecto, Yólotl lúdica, concepto de escultura pública monumental inspirada en los juguetes arquetípicos, como el yo-yo, el trompo, el balero y la cuerda que existen en todo el mundo.

Misticismo y poesía concluirá el 10 de junio en el Centro de Cultura Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma).