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En un mes brigadistas esperan terminar de sacar agua para continuar las excavaciones

Avanzan labores para hallar restos de 20 mineros en Pasta de Conchos

La Otra Obrera realiza colectas para costear los trabajos

Las concentraciones de metano, en niveles seguros, afirman

Pretenden demostrar que Minera México abandonó a sobrevivientes

Foto
Brigadistas de La Otra Obrera prevén que en un mes terminarán de extraer el agua de la mina carbonífera de Pasta de Conchos donde quedaron sepultados 63 trabajadores, a fin de rescatar los restos. En la imagen, dos de los voluntarios muestran el interior de la mina y, colgada de vigas de madera, una camilla de rescateFoto Leopoldo Ramos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 8 de junio de 2009, p. 35

Nueva Rosita, Coah., 7 de junio. Los 20 brigadistas coordinados por La Otra Obrera demuestran cada día al gobierno federal y a la empresa Industrial Minera México (IMMSA) que es posible rescatar los restos de los 63 trabajadores sepultados en la carbonera Pasta de Conchos.

Desde hace casi siete meses iniciaron labores y en un mes esperan poder iniciar las excavaciones para llevar al sitio donde podría haber 20 cuerpos, ya que en ese punto los mineros se reunían para comer, casi a la misma hora en que el 19 de febrero de 2006 un estallido causó una serie de derrumbes.

En abril de 2007, IMMSA (filial de Grupo México) suspendió el rescate con el argumento de que el yacimiento era inexplorable y la posibilidad de recuperar los cuerpos era muy remota.

Según un informe pericial de Daniel G. Wooton, un supuesto especialista en minas que exploró Pasta de Conchos a petición de la compañía los días 26, 27 y 28 de marzo de ese año, existe riesgo de contaminación bacteriológica en la zona cercana a la mina y sus efectos podrían afectar la salud de cientos de personas; además, es muy alta la posibilidad de que los rescatistas sufran accidentes.

Ellos decían que la mina estaba envenenada, recuerda Fernando Acosta Esquivel, activista de La Otra Obrera, organismo defensor de los derechos laborales vinculado con La Otra Campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y secretario general del Comité Central del Partido de los Comunistas en México.

Colecta para la búsqueda

La Otra Obrera y La Otra Campaña realizan colectas en cruceros de diferentes ciudades, escuelas, universidades públicas, sindicatos y entre organismos no gubernamentales a fin de reunir fondos para recuperar los cadáveres de la mina de carbón, ubicada en el municipio de San Juan de Sabinas, mejor conocido como Nueva Rosita, 350 kilómetros al norte de Saltillo.

“Tenemos una campaña que se llama Un peso por el rescate. De ahí ha salido el dinero, y en casi siete meses que tenemos trabajando en Pasta de Conchos hemos gastado dos millones de pesos”, señala Acosta Esquivel.

Cuando ocurrió el accidente, en la cantera trabajaban 78 mineros, de los cuales 13 se salvaron la vida. Los 65 restantes quedaron atrapados a unos 160 metros de profundidad y en los meses siguientes las brigadas de rescate sólo pudieron recuperar dos cuerpos, antes de que IMMSA y el gobierno federal pararan los trabajos.

Para descender desde la bocamina hasta la plancha de la veta, los 20 brigadistas, que reciben un sueldo semanal de 700 pesos y laboran en turnos de ocho horas de lunes a viernes, deben recorrer una pendiente de 700 metros. El frente o túnel principal de la mina mide aproximadamente 2 mil 200 metros.

En las minas de carbón con tiros verticales, como Pasta de Conchos, la distancia se mide por diagonales, que son excavaciones secundarias al túnel principal ubicadas a 50 metros una de la otra. En estas galerías los trabajadores remueven la tierra para extraer el mineral.

Tres años y cuatro meses después de la tragedia, las concentraciones de metano, revisadas continuamente por los rescatistas con un metanómetro, apenas llegan a 0.3 por ciento, por debajo del 0.5 por ciento recomendado por normas de seguridad internacionales para evitar una explosión.

Las brigadas comenzaron a trabajar el 10 de noviembre de 2008. Acosta explica que lo primero fue conectar la electricidad para poner en funcionamiento la bomba que extrae agua del subsuelo y los abanicos que inyectan a la mina aire desde el exterior, a fin de reducir la concentración de metano.

Hemos reafianzado la mina, desde la bocamina hasta la diagonal 16 (a unos 800 metros de distancia) y estamos sacando 200 mil litros de agua diarios. Tenemos tres meses trabajando constantemente en el bombeo del agua.

Confió en que durante las siguientes cuatro semanas los trabajadores terminarán de sacar el agua. Entonces se iniciará la ardua extracción de los escombros del derrumbe, que al parecer se extendió más de 100 metros, y al mismo tiempo deberán evitar que el techo y las paredes vuelvan a colapsarse.

Al frente de los trabajos para reacondicionar la mina está Gilberto Solís, vecino de esta región carbonera, quien durante más de la mitad de su vida (tiene más de 50 años) ha trabajado en minas.

La empresa cometió homicidio industrial, asegura activista

Don Gilberto, como le llaman viudas y otros familiares de los trabajadores fallecidos, perdió a su hijo mayor y a un sobrino en la tragedia.

Se supone que cuando pasó eso (el accidente), era más o menos la hora de comida; por eso podría haber 20 o más trabajadores entre la diagonal 18 y la 20 o 21, considera.

Estimamos que la mayoría de los compañeros están cerca de esa área, porque ahí fue la caída y creemos que quedaron vivos. Ésa es una de las evidencias que estamos buscando, para comprobar que fueron abandonados, agrega.

El activista está convencido de que Grupo México cometió homicidio industrial al abandonar a los mineros aun cuando muchos seguían vivos tras el estallido, y asegura que la empresa dejó de buscar a los trabajadores para encubrir las fallas y la inseguridad con que operaba.

Junto con los deudos de los mineros fallecidos, La Otra Obrera también pretende que la tragedia en Pasta de Conchos sirva para poner en evidencia a empresarios que solamente buscan enriquecerse a costa de la seguridad y de la vida de sus trabajadores.

Queremos que se haga justicia, que a Industrial Minera México se le quiten todas las concesiones y que la muerte de los 65 mineros no quede impune, señala Gilberto Solís.