Y pensar que uno de los protagonistas de la Revolución Mexicana era espiritista, que apuntaba en papel el dictado de los otros, de aquellos que ya no se encontraban con vida pero que aparecían de vez en vez frente a su escritorio cuando él los convocaba.

Y pensar además que uno de esos dictados del más allá despertaron en él, el ánimo político y antirreleccionista. Primero cuando el espíritu de su fallecido hermano Raúl le dijo: Los espíritus superiores gozan sobre todo con sacar a algún pueblo de la esclavitud, con ayudarlo a sacudirse un ignominioso yugo.

Eso no sería todo, años después, otro espíritu, José, le insistiría también desde el mundo paralelo, pero con más contundencia, la idea: Sobre ti pesa una responsabilidad enorme. Has visto el precipicio hacia donde se dirige tu patria. Cobarde de ti si no la previenes... Y ahí arrancaba la carrera política de Francisco I. Madero, desde la primera urna que colocó con sus propias manos para una elección municipal, hasta los comicios que lo llevaron a la Presidencia, y después hasta la muerte, traicionado por Huerta.

Dice Ignacio Solares que el novelista, al escribir obras como ésta, comprueba que, en efecto, la realidad va por delante de la imaginación, que no la alcanza, que no hay manera de alcanzarla; que hay hechos históricos que resultarían inverosímiles en una obra de ficción.

Pero la historia de México se ha dado el lujo de crear estos pasajes inverosímiles y en Madero, el otro, Solares consigue adentrarse en la casi increíble (literal) intimidad de este personaje: nos acerca a sus miedos, sus pasiones, sus creencias, sus contradicciones, lo devela, lo descubre. Y de una manera muy al estilo de Pancho Madero: una voz sin cuerpo que le habla al antirreleccionista momentos antes de su muerte, una voz que le recuerda sus errores, que lo cuestiona, que lo provoca.

Título: Madero, el otro

Autor : Ignacio Solares

Editorial: Punto de Lectura

Número de páginas: 232

Precio de lista: 99 pesos