Opinión
Ver día anteriorDomingo 14 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Mañana

Mar de Historias
B

enny mantiene la vista fija en el plato de avena. Teme que si levanta los ojos o hace el mínimo ruido estallará de nuevo la discusión entre sus padres. La disputa por cuestiones de dinero se prolongó toda la noche, y esta mañana ellos apenas se han dirigido la palabra. Carola se concentra en limpiar unos puños de lentejas y, Luis, en la propaganda política que recibió por debajo de la puerta. Como entre sueños, Benny escucha el comentario de su padre:

Luis: ¿a qué les suena esto?: Mañana: educación, salud, trabajo.

Carola: a puras promesas.

Luis (mira el rostro alegre del aspirante a diputado): si su propagandita saliera de su bolsa, no estaría tan risueño. ¿Se imaginan el dineral que cuestan estos volantes?

Carola: ¡millones! Y lo peor es que no sirven más que para hacer basura (se vuelve hacia su hijo). Niño: ¿qué esperas? Desayuna para que pueda levantar los platos.

Benny: no tengo hambre.

Luis (deja el folleto sobre la mesa): hazle caso a tu madre.

Benny se lleva una cucharada de avena a la boca. En cuanto prueba el alimento siente náuseas, pero la expresión amenazante de su padre lo obliga a tragarse la materia viscosa. Su repugnancia es más fuerte que los temores a ser reprendido: abandona la mesa y corre al baño.

Carola (extrañada, se dirige a Luis): ¿qué le pasó?

Luis (levantando los hombros): ¡yo qué sé! Pregúntaselo a él.

Carola (va tras su hijo y se detiene frente a la puerta cerrada): Benny: ¿qué tienes?

Benny: estoy bien.

Carola: pero cómo, si estás vomitando.

Luis: cálmate, no es para tanto.

Carola: ¡me chocas! Para ti nada tiene importancia, ni siquiera cuando se trata de tu hijo.

Luis: sabes que si alguien me importa en este mundo es Benny.

Carola: si fuera cierto no estarías pensando en sacarlo de la escuela y meterlo a trabajar.

Luis: ¿crees que lo hago por gusto?

Carola (mira reaparecer a Benny limpiándose la cara húmeda con el dorso de la mano): hijo, hace rato estabas bien, ¿qué te sucedió? (le toca la frente) No tienes calentura, pero mejor te llevo al dispensario.

Luis: no creo que sea para tanto. (A Benny) ¿O tú qué dices, hijo?

Benny: que no quiero ir.

Carola: entonces acuéstate un ratito mientras te hago un té de manzanilla. Esa bendita hierba es buena para todo.

II

Con la taza humeante entre las manos, Carola se sienta en la orilla de la cama en donde el niño yace de espaldas a la puerta.

Carola: con esto te vas a sentir como nuevo. Ándale, siéntate para que lo tomes (escucha un gemido). ¡Estás llorando! ¿Por qué? (toca el hombro del niño para obligarlo a que le dé la cara, pero él se resiste.) ¿No vas a decírmelo?

Benny: es que siento feo de que siempre te estés enojando con mi papá por mi culpa.

Carola: quise defenderte para que no te sacara de la escuela y te pusiera a trabajar.

Benny (volviéndose al fin hacia ella): ¿Y qué tiene de malo que trabaje? Muchos de los que iban conmigo en segundo año ya lo están haciendo.

Carola: ¿Y te han dicho cómo se sienten?

Beny: Bien.

Carola: Porque son muy chicos y no entienden lo que se les espera por no haber terminado los estudios.

Benny: No es por eso.

Carola: ¿Entonces?

Benny: En su casa ya no los regañan tanto y sus papás se pelean menos.

Carola: Eso te dicen para dorarte la píldora, pero no les hagas caso (se inclina.) Voy a tratar de impedir que dejes la escuela, porque no quiero que el día de mañana andes suplicando que te den aunque sea un trabajito miserable. Acuérdate de lo que te digo: los estudios son llaves que abren todas las puertas.

Benny: Mi papá estudió para ingeniero y siempre dice que a diario le cierran todas las puertas.

Carola: Es que la situación está muy difícil para todo el mundo y tu padre ya no es tan joven.

Benny: ¿Una persona de 40 años es vieja?

Carola: No, pero para el trabajo sí (sonríe). Aunque no lo creas es muy posible que tú encuentres quien te ocupe antes de que lo consiga tu padre.

Benny: ¿Por qué?

Carola: Pues porque es más fácil que un niño obedezca órdenes y como no se le puede hacer contrato el patrón le paga lo que quiere, no le da seguro, lo ocupa por el tiempo que lo necesite y el día en que ya no le sirva pues lo corre tranquilamente (con ternura le ordena el cabello). Fíjate, ya tienes 12 años, pero sigo viéndote como mi bebito y no puedo imaginarte trabajando.

Luis (desde la puerta): Nada de que trabaje. Olvídate de eso. Yo me encargo de que Benny acabe por lo menos su secundaria.

Carola (extrañada): Oye, pero si fuiste tú…

Luis: No quiero hablar más de eso y punto.

III

El reloj de la cocina marca las 10. Carola termina de guardar los trastos en la alacena. Luis permanece en su sitio frente a la mesa y mira distraído la propaganda política que le llegó esa mañana.

Luis: ¿Quedó agua caliente? Se me antojó tomarme otro café.

Carola: ¿A estas horas? ¡Estás loco! No vas a poder dormir.

Luis: De todas maneras ya nunca puedo.

Carola (vierte el agua en la taza): Pues claro, si te pasas las noches discutiendo.

Luis: ¿Y tú no? Nada más de recordar todo lo que me dijiste anoche me zumban los oídos.

Carola: lo siento mucho, pero comprende cómo me sentí al saber que estabas pensando en sacar a Benny de la escuela. Ya estoy más tranquila porque hablé con él. Dice que está de acuerdo en ponerse a trabajar para ayudarnos.

Luis: ¿Por qué eres tan terca? ¿No oíste lo que les dije? Llueva o truene, Benny va a seguir en la escuela.

Carola: ¿Quién te entiende? Fuiste tú quien pensó en sacarlo y ahora me sales con que siempre no. ¿Por qué cambiaste tan de repente?

Luis: Porque alcancé a oír lo que estabas explicando a Benny. Te juro que sólo de pensar en los abusos que podrían cometer con él me encendí de furia.

Carola: Abusos siempre habrá, y más cuando la gente está necesitada de trabajo (se sienta al lado de su esposo). Ya ves lo que está pasando conmigo, y eso que mi patrona es mi hermana: no me paga un quinto. Lo único que me deja son las propinas.

Luis: Cuando empezó con esa jalada debiste protestar.

Carola: ¿Crees que no lo hice?

Luis: No, porque en ese caso ella se habría dado cuenta de que es una cabrona explotadora.

Carola: También se lo dije y me salió con que le había disminuido mucho la clientela en el salón, sus gastos siguen aumentando, no le alcanza para mi sueldo y que si no me gustaba no faltaría quien quisiera mi puesto hasta por la mitad de las propinas.

Luis: ¡Híjole! Si así es la familia, ¿qué puede uno esperar de la demás gente?

Carola: ¡Nada! Ahorita todos andamos al sálvese quien pueda.

Luis: siento que estamos viviendo un momento muy feo (mira hacia la recámara donde duerme su hijo). ¿Crees que las cosas mejoren para cuando Benny crezca?

Carola: Ojalá que sí, y que también nos toque un poquito de la buena racha.

Luis (toma el volante que había quedado en la mesa y lee en voz alta): Mañana: educación, salud, trabajo (pone el índice sobre el retrato del aspirante a diputado). ¿Qué significará para este tipo mañana?

Carola: ¡Me da lo mismo! Preferiría saber lo que él piensa que mañana significa para nosotros.