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Tierras de indígenas tzotziles serán partidas por la mitad

Rechazan en Mitzitón la construcción de autopista
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Bosques de encino, acahuite y pino están en riesgoFoto Moysés Zúñiga Santiago
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Periódico La Jornada
Miércoles 17 de junio de 2009, p. 21

Mitzitón, Chis. 16 de junio. Los trabajos de construcción de la autopista San Cristóbal de las Casas-Palenque ya tocan a la puerta de este ejido tzotzil, originado en la diáspora chamula de 1911, tras la guerra del líder Jacinto Pérez Pajarito. Los abuelos y bisabuelos de las actuales familias llegaron en 1912 y cayeron en la servidumbre del entonces propietario de estas tierras, un antepasado de los Velasco Suárez. Mas pronto pudieron ocupar parte de ellas. Mal que bien, hasta en el Chiapas de entonces reverberaba la lejana Revolución.

No obstante, la justicia agraria tardó todavía. Las tierras de Mitzitón fueron entregadas a estos tzotziles en 1939, en tiempos de Lázaro Cárdenas. La historia de su lucha como comunidad es larga, y aunque empañada por pugnas interreligiosas, sobre todo en tiempos recientes, la suya es una experiencia de entendimiento y unidad que pronto será centenaria.

Ya la maquinaria pesada de los contratistas ensancha la carretera que sale de San Cristóbal, a lo largo del ejido Aguaje, o La Albarrada. Centenares de árboles caen bajo la pala mecánica, que quita el borde boscoso, rompe laderas y vados. De eso se tratan las carreteras. Y esta es la salida nada más.

Los pobladores del Aguaje reconocen que no quieren la obra, pero no se opusieron con determinación. No tenemos tanto que perder, aunque sí perjudica la escuela y va a ser peligrosa para los niños. Es poco comparado con los de Mitzitón. A esos sí les van a partir sus tierras por la mitad, dice uno mientras rescata, junto con varios más, la madera a un lado del cataclismo mecánico que va abriéndose paso hacia la base militar de Rancho Nuevo. Ésta cederá también una larga franja para la carretera. Ya se construyen muros varios metros atrás del cerco actual.

Pero el kilómetro cero, el comienzo propiamente dicho de la autopista, se encuentra en Mitzitón, más adelante de Rancho Nuevo. Aquí se iniciaría el trayecto nuevo de la autopista, que para dejar los valles de los Altos se pretende cruzarla por bosques, casas, plantíos (actualmente en pleno brote) de maíz, frijol, papa, luchuga, rábano, repollo.

A 100 metros del punto cero se localiza el generoso manantial del pueblo, el único con agua todo el año. Una cerca de lajas impide el paso a los borregos. Junto, otro estanque está abierto. Unas mujeres lavan ropa y sus cuerpos. Sobre estos aguajes pasaría el primer tramo del asfalto que viene.

Los ejidatarios guían a La Jornada por las tierras amenazadas. Los agrimensores han estado entrando y dejan las marcas de sus estacas anaranjadas. La autopista va a pasar por 10 casas y muchas milpas, por nuestros bosques y pozos de agua. Los bosques de encino, acahuite y pino son abigarrados.

Todavía hay armadillos, tlacuaches y liebres, y en años recientes han regresado venados, porque los bosques están recuperados. Ya vinieron a encontrar la sombra. Y es que nosotros somos los cuidadores del bosque, dice con alegre orgullo uno de los representantes ejidales.

La vía rápida atravesaría aquí unos 10 kilómetros. Mitzitón comprende 2 mil 39 hectáreas, para 302 ejidatarios distribuidos a los dos lados de la actual carretera San Cristóbal-Comitán. El núcleo originario, Flores Magón, queda en el municipio de Teopisca, pero la mayoría de los campesinos (270 ejidatrarios) están en Mitzitón, donde la tierra es mejor.

Los indígenas prevén que el siguiente territorio que atravesaría la autopista es el ejido Los Llanos, donde como en Mitzitón los campesinos son adherentes a la otra campaña y ya han acordado que no permitirán esas obras de infraestructura.

El plan del gobierno es terminar este año los primeros ocho o nueve kilómetros de la salida a la autopista. Lo que sigue es Mitzitón. En el kilómetro cero, un anuncio de la asamblea ejidal, escrito sobre madera, en pocas palabras dice: no pasarán.