l llamado Movimiento Moderno es un estilo arquitectónico que surgió en Europa a principios del siglo XX como una expresión de la ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estilísticas. Se caracterizó por el aprovechamiento de las posibilidades de los nuevos materiales industriales: el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano.
Los estilos nacidos de esta tendencia recibieron diversos apelativos: internacionalismo, racionalismo y funcionalismo. El movimiento estuvo inserto en el sueño de transformar el mundo y sus contextos, que se desarrolló en los albores del naciente siglo. A México llegó cuando se consolidaba el movimiento revolucionario iniciado en 1910, y se integró muy bien con la ideología nacionalista surgida de la Revolución Mexicana. Así, a partir de los años 20 comenzaron a construirse todo tipo de obras en los nuevos estilos, entre otros el art-decó, que se adecuaba a formas inspiradas en el arte prehispánico, que fue revalorado por el nacionalismo revolucionario.
Se edificaron innumerables obras públicas y privadas, muchas de gran valor estilístico y estético y otras de ninguno, pero finalmente todas reflejan la mentalidad y valores de una época, que en muchos sentidos forjó el México moderno, lo que hace imperativo cuidar ese legado en los casos que su valor lo amerita. Actualmente el Instituto Nacional de Bellas Artes es el encargado de protegerlo, sea catalogándolo o declarándolo patrimonio artístico de la nación y en casos de obras de gran relevancia, promoviendo en la UNESCO que se les otorgue el reconocimiento de patrimonio cultural de la humanidad.
El acervo es vastísimo, razón por la cual tiene enorme importancia la labor que realiza el capítulo mexicano de la asociación Documentación y Conservación del Movimiento Moderno (Docomomo) que fundaron en nuestro país en 2003 un grupo de distinguidos profesionales preocupados por la constante destrucción de ese rica herencia. Entre sus actividades destaca el registro de los principales inmuebles pertenecientes al Movimiento Moderno para favorecer y promover su protección y conservación. Para difundir su labor publican un boletín trimestral y ahora nos agasajan con un libro interesantísimo que se titula Documentar para conservar. La arquitectura del Movimiento Moderno en México.
La publicación de la Facultad de Arquitectura de la UNAM nos brinda alrededor de 50 ensayos con fotografías sobre varios inmuebles y arquitectos fundamentales de la ciudad de México y de varios estados de la República. Entre los autores, todos miembros de Docomomo, se encuentran Sara Topelson, Lousie Noelle Gras, Iván San Martín, Alberto González Pozo, Lourdes Cruz y Rodolfo Santa María, quienes seguramente van a estar el próximo miércoles 24, a las 18 horas, en El Eco, el original espacio que creó Matías Goeritz y que la UNAM restauró recientemente, situado en la calle de Sullivan 34, en donde Felipe Leal, Xavier Cortés Rocha y Olga Orive van a presentar el libro.
Es una obra obligatoria para los estudiantes de arquitectura, urbanistas y funcionarios que tengan que ver con el patrimonio, ya que enseña a apreciar los valores de una arquitectura que muchos consideran prescindible por ser del siglo XX, sin entender todo lo que encierra en términos históricos, estéticos y estilísticos.
Hoy sí dejamos espacio para la pausa gastronómica y etílica, así es que les sugiero que vayamos a El Zorzal, ya sea el que está en Presidente Masaryk y Anatole France, en la simpática zona comercial de Polanco, o al que se encuentra en Alfonso Reyes con Tamaulipas, en la popular Condesa.
En ambos hay la pascualina, plato típico argentino de hojaldre con relleno de espinacas, buenas ensaladas y los mejores cortes de carne con opciones para compartir. Desde luego con la compañía de un buen vino tinto. Por cierto, son de los pocos restaurantes que abren los domingos por la noche.
