Ejidatarios oficialistas
intentaron impedir el paso a caravana de apoyo a indígenas
En 2008 la JBG de Morelia retomó las instalaciones que los priístas habían convertido en hotel de paso
Viernes 26 de junio de 2009, p. 21
Agua Clara, Chis., 25 de junio. El pasado lunes, decenas de ejidatarios oficialistas intentaron impedir el paso a la caravana civil nacional e internacional que llegó aquí para solidarizarse con las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que mantienen una guardia en este paraje ribereño, en defensa del proyecto alternativo de turismo que estableció el gobierno autónomo zapatista en octubre pasado.
Tanto la caravana como los indígenas enviados por la junta de buen gobierno (JBG) de Morelia para acompañarlos decidieron evitar la inesperada confrontación y apelaron a las autoridades de la región autónoma San José en Rebeldía, a la que pertenece Agua Clara. Los representantes priístas se trasladaron a Tuxtla Gutiérrez para asesorarse con el gobierno estatal.
Herminio, ejidatario del lugar y responsable del plantón, relata que horas más tarde la caravana entró al balneario acompañada por bases de apoyo zapatistas que impidieron una eventual agresión. Desde entonces, un carro del gobierno está pasando a preguntar a los priístas sobre nosotros, pero no se han atrevido a entrar
.
Es un episodio más de las tensiones en la zona, donde en abril se desató un operativo policiaco para desalojar a ejidatarios de la otra campaña. A la fecha, la Policía Estatal Preventiva mantiene presencia masiva. Hoy, tropas del Ejército federal han realizado inusuales patrullajes. Pasaron como nueve veces; van y vienen
, dice Herminio.
Ubicado en el tramo carretero entre el crucero de Agua Azul y Palenque, el balneario está a orillas del río Xumuljá, el cual nace de la unión de los ríos Pashilá y Agua Azul, que atraviesan el municipio de Chilón hasta aquí, ya en Salto de Agua, pero contiguo al atribulado ejido San Sebastián Bachajón, el de los siete campesinos de la otra campaña encarcelados en abril bajo cargos de asaltantes de caminos
.
Se trata de un balneario más modesto y menos concurrido que Agua Azul. Antes formaba parte del rancho Agua Clara, propiedad del ingeniero Flavio Coutiño. Los índígenas que vivían dentro o en las inmediaciones de la finca la ocuparon después del levantamiento del EZLN, en 1994, aunque como sucedió en muchos casos, no se asumían como zapatistas.
Hacia 1996, un organismo civil –con respaldo gubernamental– impulsó la construcción de un hotel para los paseantes en el ahora ejido Agua Clara. Herminio aprendió a ser chef y se encargó de la cocina. Cuando él y otros indígenas se declararon abiertamente zapatistas fueron echados. Como también son campesinos, se dedicaron a cultivar las generosas tierras que rodean el río.
El grupo priísta convirtió el inmueble en cantina y hotel de paso
para policías y soldados, y cayó en el abandono. Los turistas dejaron de llegar. En octubre de 2008, la JBG decidió restaurar las instalaciones, limpiar las orillas del río y establecer el balneario El Salvador, impulsando un proyecto de turismo no mercantilista que privilegia la conservación natural y el cuidado de la ribera.
Fue entonces que los priístas recordaron
el uso turístico del paraje y pusieron una caseta de cobro cerca de la carretera a Palenque, luego de que las bases zapatistas del municipio autónomo Comandanta Ramona establecieran una en el acceso al río. Hoy, el visitante paga 20 pesos a los priístas de la sociedad Chen Ajaw, y 10 a los zapatistas encargados de cuidar el paraje.
Las tensiones y agresiones contra los simpatizantes del EZLN se agudizaron, mientras en el tramo carretero de Betel Yochip se multiplicaron los asaltos a autobuses de turistas. En diversas ocasiones, los priístas de esa comunidad y de Agua Clara, asociados con la Policía Estatal de Caminos, buscaron culpar a las bases zapatistas de los atracos, encubriendo directamente a los verdaderos delincuentes.
A principios de 2008 se había dado la aprehensión, tortura y encarcelamiento de los zapatistas Eliseo Silvano (padre e hijo del mismo nombre). Ante el escándalo internacional, la movilización civil por la injusta detención de los indígenas y la flagrancia de los policías en los actos de tortura y falsos testimionios, pronto fueron liberados. Los atracos prosiguieron, aunque ya fue evidente la connivencia entre priístas y policías que protegían (y protegen) a los verdaderos asaltantes, identificados por la JBG como pobladores de Agua Clara y Betel Yochip.