Para convertirnos en un país de lectores, pero también en “uno de moneros”, cinco caricaturistas desplegaron sus conocimientos, experiencia y hasta capacidad para el relajo ante un grupo de ávidos alumnos, concentrados en el Teatro Bar El Vicio, convertido la noche del sábado en una institución cabaretero-académica con reconocimiento oficial.

Durante una master class autorizada por la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo –según aseguraron los maestros moneros–, reflexionaron, bromearon y dibujaron in situ parte de la realidad nacional, sobre todo en la coyuntura de las deslucidas elecciones, aunque con el júbilo de que esta vez no se aplicó la pésima y anticuada costumbre de la ley seca, al menos en el Distrito Federal.

Como parte del séptimo Festival Internacional de Cabaret, y convocados por el grupo de Las Reinas Chulas –quienes quizá no sabían en la que se metían–, los caricaturistas participantes fueron Magú, Rocha, Alarcón, Rictus y Tacho.

Puro desquite

Para justificar su cátedra, Magú, caricaturista de La Jornada, comentó que si la señora Gordillo es maestra, nosotros también podemos, y ante sus pupilos, que escuchaban atentos mientras se echaban un trago, agregó que el propósito era hacer humor, reírnos de todo y desquitarnos de los políticos.

Esa es una ventaja, argumentó de manera docta el profesor Magú, porque mientras los caricaturistas nos desquitamos al momento de las malas acciones de la clase política, los ciudadanos se tardan días, pues tienen que convocar y organizar una protesta.

Ante la posibilidad de que las eruditas reflexiones ahí vertidas pudieran interpretarse como expresión en favor o en contra de alguno de los maltrechos partidos políticos nacionales, Magú advirtió sobre el riesgo de que cayera en El Vicio la banda del IFE. Y pidió: Cierren la puerta para que el señor Valdés Zurita no nos multe, aunque si nos multa iremos al Tribunal Electoral para que la anule.

El profesor Magú también compartió una profunda disquisición en torno al saltimbanquismo, y dijo que hoy día cuesta trabajo decidirse por algún candidato, porque es difícil saber en qué partido se encuentra cada uno.

Apoyado con dibujos hechos al momento, también abordó el intrincado tema del cerdo, el cazo y las carnitas, para concluir que, ante los problemas de los pasados tres años en el conteo de votos, se ha generado una compleja relación urna-cerdo, a partir de la cual se puede afirmar que los comicios son un cochinero. Y para complicar el asunto, abundó, luego vino lo de la gripe porcina.

La clase magistral de Rocha, también caricaturista de La Jornada, exploró temas aún más complicados, pues se centró en la transmutación del dirigente cetemista Fidel Velázquez –quien, aseguró, no ha ha fallecido– en la maestra Elba Esther Gordillo, mediante complicados mecanismos científicos de rejuvenecimiento y cirugía plástica.

Para probarlo, ofreció varias argumentaciones, entre ellas la pregunta: ¿quién daba los votos al partido en el poder y quién se los da ahora? En el primer caso, Velázquez, y en el segundo, Gordillo, respondió Rocha.

Ante el enojo social por lo mal preparados que están los políticos, dijo que la salvación es la educación de los ciudadanos y parecía ser que también lo era la participación de los intelectuales, aunque a éstos “se les ocurrió la gran idea del voto blanco”.

Luego el profesor Rocha le echó seso, se fue más al fondo del asunto y recordó que el blanco es el color que reúne todos los colores: blanquiazul, tricolor, amarillo, verde, rojo y hasta el naranja.

Por ello, agregó que él votaría negro, porque ese es el único color que no es ningún color. Sin embargo, reconoció, la gente no se ha percatado de ello, ni porque Obama es la neta.

Y así continuó la clase. Mientras Tacho llamó a los ciudadanos a vender su voto a los políticos, Alarcón desarrolló un taller de sexualidad electoral, con todo y urna con pubis y sexo femenino, y Rictus motivó a los alumnos a convertirse en caricaturistas, pues éstos son menos burros que un político.

Al final, todos coincidieron en lo dicho por el profesor Rocha a los alumnos: No sé si saldrán bien preparados, pero yo de todos modos los voy a aprobar.