Garmser, 5 de julio. El ejército estadunidense, que lanzó el jueves pasado una ofensiva contra los talibanes en la sureña provincia de Helmand, se encontró con algunas zonas de resistencia, mientras que las tropas británicas reportaron la muerte de dos de sus militares.

Los soldados británicos murieron la noche del sábado en el distrito de Grish, provincia de Helmand. Uno falleció cuando una granada impactó sobre un vehículo del ejército durante una operación, y el otro a causa de una explosión.

Cerca de 4 mil marines, apoyados por 500 policías y soldados afganos, han sido desplegados desde el jueves en al menos tres distritos (Nawa, Garmser y Janishin) de la provincia de Helmand, uno de los principales bastiones de los talibanes.

En la misma provincia, un poco más al norte, 350 soldados británicos se enfrentan a los rebeldes desde el 23 de junio con el objetivo de ocupar la región, que escapa al control del gobierno de Kabul, con miras a garantizar la seguridad ante las elecciones presidenciales y municipales del 20 de agosto.

La compañía Eco del segundo batallón del octavo regimiento de infantería estadunidense, combatía a los rebeldes en Mian Pushta, cruce carretero y fluvial estratégico de la provincia de Helmand, declaró el comandante Dan Gaskell en Campo Delhi, y señaló que ese punto es actualmente la zona más difícil en la operación.

En la sureña provincia de Paktia, 16 desactivadores de minas que trabajaban para la ONG Mine Detection and Dog Centre, que forma parte de la agencia antiminas de la Organización de Naciones Unidas en Afganistán, desaparecieron el sábado. Hasta el cierre de esta edición, ningún grupo había reivindicado el secuestro.

En el vecino y convulso Pakistán, aviones de guerra bombardearon posiciones talibanes en el noroeste del país, informaron fuentes oficiales.

No se conocen las identidades de los muertos; no obstante, los residentes afirman que eran individuos tribales.

El gobierno del presidente Barack Obama, quien asumió el poder en enero pasado, ha colocado como prioridad de su política exterior la guerra contra el talibán en Afganistán y ordenó un reforzamiento de las tropas de su país.

A prinicipios de año había 17 mil soldados estadunidenses en Afganistán, pero tras ordenar el retiro de tropas en Irak –prioridad del gobierno de George W. Bush–, Obama autorizó el envío de 38 mil militares más al país centroasiático, invadido por Washington y un grupo de países aliados en 2001.