Urumqi, 10 de julio. Miles de personas, muchas de ellas migrantes de la etnia predominante de China, la han, buscaron todas las rutas posibles para salir por tren y autobús de la ciudad de Urumqi, escenario de un conflicto interétnico con la minoría Uigur, en la región autónoma de Xinjiang, que esta semana causó la muerte a 184 personas, según un balance actualizado del gobierno chino.

Los uigures, que tradicionalmente profesan la religión musulmana, aunque con menos apego que en otros puntos de Asia central, se encontraron hoy con el cierre de mezquitas en Urumqi, justo el día en que los islamitas acuden a la oración de los viernes.

También en la localidad de Kashgar los templos de esta confesión mantuvieron sus puertas cerradas y las autoridades pidieron a los representantes de la prensa extranjera que abandonaran la ciudad por razones de seguridad.

Regresen a sus casas a orar, decían rótulos hechos a mano que fueron colocados fuera de las mezquitas.

Un grupo de algunos cientos de musulmanes que habitan la zona de mayor concentración de uigures en Urumqi organizó espontáneamente una protesta tras encontrarse frente al recinto conocido como la mezquita blanca, pero pocos minutos después llegó la policía y dispersó a los manifestantes.

Un informe de la televisora británica BBC mostró imágenes de agentes que se abrieron paso a golpes entre los uigures este viernes.

El barrio fue rodeado por uniformados y vehículos blindados policiales, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona.

Los integrantes de la etnia hui, afines a los chinos han, son también practicantes del Islam en Xinjiang, y al ver hoy que las mezquitas de los uigures estaban cerradas comenzaron a abrir las suyas.

Se reanuda el comercio

El resto de la ciudad, habitada por aproximadamente 2 millones 300 mil personas, comenzó a recobrar la actividad comercial después de tres días –del domingo al martes– de enfrentamientos entre las dos prinicipales etnias de Xinjiang, seguidos de una parcial paralización de actividades urbanas y ocupación militar.

Los choques, que comenzaron con la represión de las protestas de los uigures contra sus expresiones culturales y la creciente inmigración han, causaron la muerte de 137 hanes (111 hombres y 26 mujeres) y de 46 uigures (45 hombres y una mujer), así como de un hombre de una tercera etnia, según el reporte oficial.

Unas 10 mil personas abandonaron diariamente Urumqi durante la semana para eludir los conflictos en la ciudad, donde las autoridades regionales han declarado que la situación está bajo control. Algunos de los que buscan salir son estudiantes que concluyeron sus cursos anuales y que habitualmente dejan Urumqi en esta época, pero en esta ocasión fue evidente la salida de población migrante han.

Xinjiang es una región que se encuentra en los límites occidentales de China y es conocida como el Turkestán del este, fronterizo con Kazajistán, Kirguistán y Pakistán. Es la mayor productora de gas natural de China y cuenta con abundantes reservas de petróleo.

Unos 8 millones de uigures, pueblo con raíces turcas, forma parte de los 20 millones de habitantes de Xinjiang.

Por sus nexos con los turcos, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, afirmó: lo ocurrido en China es una especie de genocidio. Varios miles de personas se manifestaron hoy en Turquía para denunciar la represión del gobierno chino.

En otra región de China, en la provincia de Yunnan, en la parte suroeste del país, se registró hoy un sismo de seis grados en la escala de Richter que dejó saldo de un muerto y 325 heridos.