engo mucho que agradecer a quienes confiaron en el cambio y pensaron como yo, que podríamos remontar a base de votos ciudadanos libres y conscientes, las elecciones en la delegación Benito Juárez. Las Brigadas del Sol, Persistencia Civil (de la Del Valle), Buzón Ciudadano, TUYO (Trabajadores Unidos y Organizados), la CUT, la ANAD y otros muchos grupos y muchos ciudadanos sin afiliación alguna; los partidos PT y Convergencia por la Democracia y las corrientes del PRD, destacadamente Izquierda Social e Izquierda Democrática, todos convencidos de sus principios, alegres e incansables.
Ciertamente, nos enfrentamos, ya lo sabíamos, a un PAN apoyado desde los centros del poder: el local, la delegación, y el nacional: Los Pinos; uno de los contendientes fue César Nava, el único de cierto nombre, amigo de Felipe Calderón, (el presidente en entredicho) y ex director jurídico de Pemex, cargo en el que se vio involucrado en litigios y contratos oscuros, en los que hubo prevaricación y malos resultados por componendas y arreglos con empresas de parientes, nunca aclarados con nitidez. En la campaña enseñó el cobre, como se dice, ofreciendo de todo a los votantes, pero el extremo fue el caso de las sillas de ruedas que prometió a los habitantes, casi todos ancianos y jubilados del Centro Urbano Presidente Alemán, a cambio de su apoyo.
Supimos también desde un principio que hay una franja de la delegación, las colonias Narvarte, Del Valle, Nápoles, cubierta de innumerables edificios de apartamentos, impenetrables a la propaganda política escrita; sus ocupantes generalmente no la aceptaron, todo lo tratan por el interfón, todo lo rechazan y piden que se le entregue al conserje, es imposible hablar con ellos cara a cara.
Son el núcleo conservador, no fanático, por que ni de eso son capaces, a los que José Angel Conchello llamó alguna vez el homo narvartinus, personas que tienen poco o ningún contacto con su entorno social, sabe poco de sus vecinos y nada de su comunidad, viven corriendo entre sus torres de viviendas y sus torres de oficinas, su contacto con el mundo es la televisión y el celular, sus preocupaciones son el nuevo automóvil, el ascenso al que aspiran, las palmas de sus superiores y su problema mayor es decidir a donde irán en las próximas vacaciones.
Sabíamos todo eso y por ello y a pesar de ello, emprendimos la campaña y tenemos la satisfacción de que fue intensa, alegre, festiva y esperanzada. Personalmente aprecié en mis improvisadas encuestas callejeras, en avenidas, mercados, tianguis y reuniones domiciliarias, la preferencia por el cambio y el apoyo entusiasmado a mi persona. De cada diez, dos o tres no recibían el mensaje, pero siete u ocho se interesaban y hacían corrillos para saludarme y escucharnos a mis compañeros y a mí; la intención del voto favorable era evidente.
Por ello, ante los resultados oficiales, no podemos en la Benito Juárez, quedarnos cruzados de brazos, hemos impugnado y las razones son varias; la más importante, por el rebase insultante del tope de campaña; si en materia electoral se aceptara como prueba la fama pública
, no necesitaríamos otra, a todos les consta el despliegue de mantas y pendones de los panistas, que no dejaron libre ni un poste, ni un mueble urbano, ni un puente. Todo quedó cubierto y se gastó sin medida y se cubrió de plásticos la delegación, lo que sólo se explica mediante el aparato oficial que se desplegó. Comidas, comilonas, taquizas y regalos, muchos regalos para comprar voluntades, muchas de ellas ciertamente necesitadas de todo.
Lo que sigue es mantenernos en pie de lucha; organizados en la delegación, para oponernos, junto con los vecinos interesados, a las construcciones que degradan la calidad de vida de los habitantes de las colonias y pueblos de la Benito Juárez, a los antros, a los negocios de todo tipo en zonas habitacionales y nos sumaremos a los vecinos que defienden sus parques, sus árboles, sus barrios.
A mediano plazo, todos, así lo hemos platicado, de ello estamos convencidos, seguiremos luchando por la cuarta república
, construida desde abajo, como en Iztapalapa, con democracia auténtica, respeto a la dignidad de las personas y con justicia social.