La ONG que presidía acusa al presidente checheno de la muerte de Natalia Estemirova
Jueves 16 de julio de 2009, p. 22
Moscú, 15 de julio. Los defensores de los derechos humanos en el Cáucaso del norte, región en la que los secuestros, las torturas y las ejecuciones extrajudiciales ocurren con total impunidad y preocupante frecuencia, perdieron este miércoles a una de sus activistas más valientes y tenaces en la denuncia de esas y otras aberraciones.
Natalia Estemirova, periodista rusa afincada en Chechenia y valiosa colaboradora de la oficina que mantiene ahí Memorial, una de las más prestigiadas organizaciones no gubernamentales de derechos humanos en este país, apareció hoy muerta en un bosque en la vecina república de Ingushetia, tras ser secuestrada horas antes en Grozny, la capital chechena.
De acuerdo con testigos, citados por agencias noticiosas rusas, cuatro hombres obligaron a Estemirova a subir a un automóvil cuando salió de su casa por la mañana para acudir a una reunión con funcionarios del Ministerio local del Interior, con quienes había concertado realizar una visita a la cárcel de Stavropol, ciudad rusa cercana a Chechenia.
Con cierta regularidad efectuaba ese tipo de viajes, en su calidad de observadora en la comisión de control social de las instituciones penitenciarias –de las demás instancias fue expulsada por órdenes de Ramzán Kadyrov, el gobernante checheno impuesto por el Kremlin–, pero en esta ocasión no llegó a la cita y su cuerpo sin vida, con varias heridas de bala, en la cabeza y en el pecho, fue encontrado a cien metros de la carretera federal Kavkaz, en un bosque próximo al poblado ingush de Gazi-Yurt.
Memorial tiene claro quién está detrás del asesinato de su compañera:
Yo sé, estoy seguro de quién es responsable del asesinato de Natasha (diminutivo de Natalia) Estemirova. Todos conocemos su nombre. Se llama Ramzán Kadyrov, el presidente de Chechenia. Kadyrov había amenazado, insultado a Natalia, la consideraba su enemiga personal. No sabemos si él dio la orden de matarla o lo hizo algún miembro de su entorno para quedar bien con el jefe. Y es de suponer que el presidente (de Rusia, Dimitri) Medvediev nada tiene en contra de que un asesino esté al frente de una de las entidades de la Federación Rusa
, afirmó Oleg Orlov, presidente del consejo de esta ONG.
Según la vocera del Kremlin, Natalia Timakova, Medvediev expresó su indignación por este crimen y ordenó a la procuraduría esclarecerlo cuanto antes para aplicar el severo castigo que se merecen los culpables
.
Kadyrov, por su parte, reaccionó con el mismo discurso que suele emplear cada vez que es asesinado alguien considerado enemigo suyo:
“(Este asesinato) es una acción perfectamente planificada para enlodar a los pueblos checheno e ingush, y distraer la atención de las ‘operaciones especiales’ que llevamos a cabo, con ayuda de las fuerzas federales, y que han permitido eliminar en poco tiempo a decenas de combatientes y jefes islamitas”, declaró.
De acuerdo con Orlov, Estemirova le contó que, cuando se atrevió a criticar su orden inconstitucional de que todas las mujeres en Chechenia deben cubrirse el pelo en lugares públicos, Kadyrov hizo que le llevarán a la periodista para lanzarle a la cara como amenaza: Es cierto que tengo las manos llenas de sangre. Y no me avergüenzo de ello. He matado y mataré a gente mala. Lucho contra los enemigos de la república
, revela esta noche Memorial en su página web.
Apenas dos días antes de ser asesinada, Estemirova había denunciado el caso de Madina Yunusova, una joven chechena de 20 años que contrajo matrimonio con Said-Selim Abdulkadyrov, guerrillero islamita muerto a comienzos de julio en una operación especial
de los servicios secretos chechenos.
Un día después de identificar a la mujer, un grupo de agentes irrumpió de madrugada en la casa de sus padres y, tras sacarlos a golpes, junto con sus dos hermanas menores, prendió fuego a la vivienda. Tuvieron que irse a otro sitio, a casa de un familiar fuera de Chechenia, relató Estemirova.
El cadáver de Yunusova fue entregado a unos tíos suyos tres días más tarde, envuelto en una manta, que les prohibieron desenrollar mientras se les conminó a enterrarla sin hacer ruido
, agregó.
Madre soltera, nacida hace 50 años en la región rusa de Saratov, pero que se quedó a vivir en la capital chechena desde que el destino quiso que estudiara en la Universidad de Grozny y diera clases de historia en una escuela, Estemirova decidió dedicarse al periodismo, en 1998, y el año siguiente, al estallar la segunda guerra ruso-chechena, comenzó a documentar de tiempo completo las violaciones de los derechos humanos.
Siempre dispuesta a ayudar a colegas que visitaban Grozny, Estemirova hablaba con fluidez el checheno y en muchas ocasiones ejerció de intérprete de su amiga Anna Politkovskaya, la reportera rusa asesinada en Moscú hace ya casi tres años. Ambas publicaban en Novaya Gazeta.
Por una amarga ironía, en 2007, Estemirova fue la primera ganadora del Premio Anna Politkovskaya, que otorga la organización benéfica RAWinWAR (Reach All Women in War). Su trayectoria también mereció amplio reconocimiento internacional, con medallas y premios concedidos por la Unión Europea y el Parlamento de Suecia, entre otros.