Morelia, Mich., 17 de julio. El sexto operativo que despliega el gobierno de Felipe Calderón en Michoacán tiene ahora dos frentes: uno, el despliegue policiaco-militar, con retenes móviles y filtros en todos los accesos a las principales ciudades del estado, y otro político: con todos los personeros del PAN exacerbados, exigiendo en todas las tribunas la renuncia del gobernador Leonel Godoy Rangel, señalan habitantes de esta ciudad.

Después del arribo de 5 mil 500 elementos de la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la Marina, empieza a observarse el estado de shock colectivo que busca imponer Calderón y a ser tema en la cotidianeidad de los michoacanos. En el caso de Morelia, ha calado tanto en el turismo como en sus habitantes, quienes a pesar de todo tienen que seguir sus quehaceres, aunque ahora, con más cuidado, como señalan taxistas, meseros, expendedores de pan, boleros, barrenderos y otros trabajadores.

En la lógica del gobierno federal, aquí todos son sospechosos, y los propios miembros del gabinete de Godoy pueden dar testimonio de ello, dicen. En el pronunciamiento que leyó este viernes el mandatario perredista, reveló algunos casos donde los funcionarios estatales fueron ultrajados como si de delincuentes se tratara. El pasado 20 de junio –dijo–, policías federales ingresaron en las instalaciones de la Secretaría de Gobierno, para lo cual tuvieron que brincarse la barda; el 4 de julio, al arribar al aeropuerto de Lázaro Cárdenas –de jurisdicción estatal–, otro convoy de los subordinados de Genaro García Luna (titular de la SSP federal) marcaron el alto al secretario de Gobierno de Michoacán, a quien le cuestionaron “a dónde, por qué y para qué se trasladó a esa ciudad.

Pero el temor también se percibe en los refuerzos policiacos recién llegados, entre quienes se observa nerviosismo y tensión. En los cuatro retenes que rodean Morelia, la orden de alto total a los vehículos suele hacerse apuntando con rifles AK-47 o AR-15 a quienes se encuentran a bordo.

En este ambiente que atemoriza, desde temprano sobrevuelan helicópteros por todos los puntos de la capital, mientras convoyes del Ejército y de la Policía Federal circulan todo el díapor las principales avenidas.

Y la Policía Federal no ha retornado del todo a los lugares donde sufrió ataques. En Zitácuaro, por ejemplo, la comisaría de sector está abandonada desde el pasado 11 de julio, cuando presuntos gatilleros de La Familia arremetieron con ráfagas de armas de grueso calibre y con granadas de fragmentación, ataque en el que cayeron los primeros tres agentes.

Pero en los retenes políticos también se corta cartucho: el PAN local, vinculado con el bloque doctrinario que respalda a Felipe Calderón, también arreció los ataques contra el gobierno del estado. Desde el lunes pasado, cuando fueron descubiertos 12 cadáveres de integrantes de la PF en un paraje cercano de la autopista Siglo XXI, en el municipio de La Huacana, surgió la sugerencia de que el gobernador solicite licencia del cargo, la cual pasó a demanda pública.

Con información de Ernesto Martínez Elorriaga, corresponsal