Sociedad y Justicia
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Concluyó en el estado de México congreso de nacional sobre esa acción religiosa

Pocos practican exorcismos al dudar que existan espíritus malignos
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de julio de 2009, p. 35

Lago de Guadalupe. Una de las principales razones por las que en México hay carencia de exorcisadores es que numerosos obispos –encargados de designarlos– dudan acerca de la existencia y la influencia de Satanás, lamentó Pedro Mendoza Pantoja, coordinador de exorcistas de la Arquidiócesis de México.

Entrevistado tras concluir el Cuarto Congreso Nacional de Exorcistas y Auxiliares de la Liberación, Mendoza dijo que sólo aproximadamente la mitad de las 86 diócesis y arquidiócesis cuentan con personal dedicado a este ministerio, lo que se traduce en la demanda insatisfecha de fieles que requieren de estos servicios. Ello, agregó, origina que muchos recurran a otras opciones que, en su opinión, no serían las adecuadas.

Expuso que la incredulidad de muchos sacerdotes y obispos en el demonio obedece a su educación religiosa. Quienes se formaron sobre todo en los años 70 y 80 estuvieron imbuidos por una corriente teológica racionalista; todo lo querían razonar y por eso dicen que el diablo no existe, que es un simbolismo nada más.

De ello se deriva que muchos obispos minimicen este ministerio y no propicien la formación de religiosos en estos temas, expresó.

Asimismo, el especialista hizo hincapié en que las posesiones diabólicas no son algo común, y en general, no ocurren de forma frecuente, además de que según Mendoza, el país tiene la protección de la Virgen de Guadalupe, lo cual, comentó, es un plus.

Acotó, sin embargo, que las infestaciones demoniacas son más comunes, es decir, gente influida por el maligno. Para subsanar estas situaciones, dijo, lo que se realiza son intersecciones o exorcismos menores.

Las variantes de influencias diabólicas más frecuentes son los maleficios, brujerías, opresiones, obsesiones y sugestiones producidas por el demonio, las cuales se dan por prácticas como el espiritismo, el ocultismo o por rendir culto a la muerte.

Al respecto, Arturo Marín, laico asistente del sacerdote exorcista Álvaro Fernández Ávila, de la Arquidiócesis de Jalapa, comentó que es una realidad que en México hay lugares más afectados, uno de los cuales es Veracruz, donde se rinde culto a la muerte, como en el puerto de ese estado, y la brujería en Catemaco.

Apuntó que en Jalapa sí hemos tenido casos de posesiones demoniacas, cuya causa, dijo, es llevar una vida alejada de Dios, llena de pecado y, aunado a ello, abrir la puerta a Satán con el ocultismo.

Agregó que, aunque por formación, muchos clérigos no creen en el diablo –“en la década de los 80 se manejó el mal como un concepto abstracto–, algunos cambian de opinión, justamente cuando se enfrentan a estos fenómenos que no pueden explicar”, y remarcó que el exorcismo es bíblico, pues Jesús lo realizó, y de ahí viene la autoridad de la Iglesia para realizar esta práctica en nombre de él.

En el congreso participaron 240 personas, entre sacerdotes y laicos mexicanos, de Ecuador, Chile, Costa Rica, Argentina y Estados Unidos, así como ponentes italianos que trataron temas como la naturaleza del exorcismo sus modalidades, normas y leyes.