Si bien es una artista de la que se han ocupado poco los estudiosos, lo que se conoce hasta la fecha de Lola Cueto es suficiente para incluirla en esa generación de mexicanos que, desde sus diferentes posiciones (el arte, la ciencia, la política o la economía), ayudaron a institucionalizar causas y logros de la Revolución.

De ello rindió cuenta la investigadora Sol Rubín durante la presentación del catálogo de la exposición Lola Cueto: trascendencia mágica, 1987-1978, efectuada ayer en el Museo Mural Diego Rivera, donde dicha muestra permanecerá hasta el 2 de agosto.

Sello familiar

La especialista en arte popular destacó que el singular estilo que caracteriza a esa creadora la ubican también en el ámbito artesanal. De allí que, agregó, su obra nos sea tan familiar, nos identifiquemos con ella y su lenguaje estético.

Los símbolos y los colores que usa dialogan con nuestros recuerdos, gustos y valores, prosiguió.

No la podemos llamar artista popular, pero sí una que no sólo se inspira en el arte popular, sino que incorpora a su creación artística técnicas artesanales, como la laca, el papel picado, el bordado y la elaboración de juguetes, como los del teatro guiñol, en donde fue tan destacada como pionera y maestra.

De acuerdo con Rubín, en la obra de Lola Cueto se observa asimismo un compromiso social que expresó a través de su labor en pro de la educación, como la compañía de teatro independiente a la que perteneció, además del hecho de que en su casa se fundó la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México.

Por su parte, la también investigadora Esther Echeverría, sostuvo que si bien el tiempo es implacable para muchos creadores, en el caso de aquella polifacética y prolífíca mujer en nada ha trastocado la trascendencia de su labor y legado.

En su persona se encierran todos los ingredientes que hacen grande a un artista: oficio, pasión, conocimiento, cultura, consideró.

“Abarcó muchas disciplinas, pero con un ingrediente muy especial, que es la magia, esa cosa de lo inexplicable, que se tiene o no, y en el caso de ella habló, como puede apreciarse en su obra.

Sus gráficas, óleos, acuarelas, sus años dedicados al mundo de los títeres... me parece el suyo un quehacer maravilloso. Hay quienes tienen la suerte de vivir en una época histórica propicia, pero (los esposos) Lola y German Cueto tuvieron que hacer su historia, si bien les costó mucho arrancar, tanto para fundar su teatro guiñol como para hacer sus exposiciones.