Diego Castillo salió de excursión con sus compañeros; murió ahogado
La madre del menor denuncia contradicciones; mi hijo evadía el agua porque no sabía nadar
Sábado 25 de julio de 2009, p. 29
Diego Castillo, de 12 años de edad, murió de asfixia por broncoaspiración, señala el parte médico. El pequeño viajó a un campamento al municipio de Jojutla, Morelos, al cuidado y responsabilidad de la sección tropa del grupo Scout 124, de la provincia de Coyoacán, de la Asociación Scout de México, el pasado 6 de junio y no regresó con vida.
A mes y medio del deceso, los padres aseguraron que desconocen las verdaderas causas de la muerte
de su hijo, por ello iniciaron un proceso legal por homicidio
, que quedó asentado con la averiguación previa JO01/849/2009, pues la tropa a la que pertenecía el menor ha evadido toda responsabilidad y contacto con los progenitores.
Los testimonios se contradicen, aseguró Leticia Tello, madre del niño, como prueba están las declaraciones ministeriales: el jefe del grupo, Noé Tapia López, señaló que después de comer se había metido a nadar
; su superior jerárquico en la tropa, Juan Manuel González, dijo: se aventó de un trampolín de tres metros de altura y al ver otros niños que estaba mal lo arrimaron a la orilla
. Otra de las versiones, detalló la mujer, es: que se metió al agua con comida
, lo cierto, aseguró, es que Diego no entraba al agua porque no sabía nadar
.
Recordó que el grupo de 40 niños, 10 adultos y cuatro maestros partió el sábado 6 de junio, a las 8:30 de la mañana, de la Alameda del Sur en Coyoacán, rumbo al balneario Las Palmas, en Tehuixtla, Morelos. Pasaron cerca de seis horas cuando, vía telefónica, se le avisó del accidente y de la muerte de su primogénito de inmediato se trasladó a Jojutla.
Llegué al Semefo de Jojutla y nadie decía nada. Tuve que preguntarles que había sucedido. La actitud del jefe de tropa era de silencio
. Primero me sentí responsable por haberlo dejado ir, después le pedí a Juan Manuel González y Purificación Salvide, encargados de grupo del campamento, que me lo regresaran vivo, como yo se los di
.
A casi 41 días, Leticia Tello no asimila la perdida, todavía lo recuerda: estaba a punto de terminar la primaria. Era un niño introvertido, serio, obedecía siempre las indicaciones. Su ilusión era entrar a la secundaria, se veía cambiando de maestros cada hora, imaginaba los talleres que cursaría, pero eso sí, decía, la flautita esa no la llevaría
.
Manifestó que está enojada, tiene rabia y quiere saber quiénes son los responsables de su muerte. Del grupo Scout 124 sabe poco. Parece que se han negado a hablarme, no fueron al velorio, tampoco se acercaron, su actitud es extraña
. Los valores que promueven de solidaridad, trabajo en equipo, honestidad, justicia se perdieron o quedaron en el olvido ahora que se ven involucrados, se queja.
Aún no pasa el luto, a veces llama a Gustavo, su hijo menor, con el nombre de Diego o el pequeño lo recuerda porque cuando se quejaba decía siempre yo, siempre yo
.
Para evitar otro incidente, Leticia inició una campaña de concientización, pues asegura que no es el primero. “¿Sabes quienes son los scout?, ¿sabes si están preparados para atender a tus hijos?”, son los cuestionamientos que difunde en un volante para advertir sobre la irresponsabilidad del grupo 124 de la Provincia Coyoacán y de esa forma los padres no dejen en manos de estos grupos a sus pequeños.
Al recordar la última imagen de Diego se consuela al pensar que como tenía media sonrisa quizá no sufrió tanto
, pero quiere justicia.