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Disquero
Un motor del mundo
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Periódico La Jornada
Sábado 25 de julio de 2009, p. a15

En los anaqueles de novedades discográficas lucen dos ejemplos de un motor del mundo, el romanticismo, cuya vigencia a su vez certifica una novedad bibliográfica.

Los ejemplos son el álbum triple titulado simple y contundentemente Lied, y el disco doble de nombre The Romantic Cello. La complementación está a cargo del filósofo e historiador alemán Rüdiger Safranski, quien en su nuevo libro, Romanticismo, editado por Tusquets, traza con pericia y oportunidad lo que indica su subtítulo: Una odisea del espíritu alemán.

El sello discográfico harmonia mundi reúne a tres de sus estrellas: la mezzo-soprano Bernarda Fink, el barítono Dietrich Henschel y el tenor Werner Güra. A cada uno encomienda la interpretación de distintas partituras en los respectivos ejemplares, un disco completo cada quien, que integran la trilogía. El resultado es ampliamente generoso en poesía, belleza, calidad interpretativa. A eso podemos sumar el sorprendente bajo precio de este álbum, sobre todo tratándose de una disquera que no se distingue por preocuparse de los bolsillos de los melómanos.

A su vez, la firma Brilliant Classics, cuyo emblema es precisamente la increíble accesibilidad de precios en sus discos, edita una caja doble, donde la chelista Timora Rosler y la pianista Klara Wurtz demuestran por qué causan furor, en sus trayectorias de solistas como en el camino a dúo que eligieron hace 12 años, en su esplendor de nuevas figuras notables en el difícil territorio que dominan.

Los tres discos del álbum Lied están distribuidos así: la dama Bernarda Fink nos hace levitar con partituras de Robert Schumann y Antonin Dvorak. A gusto del Disquero, se trata del más hermoso de la trilogía. Tan preñado de belleza, ternura, amor. Escuchar cantar a Fink es equivalente a que nos abrace, bese, apapache tiernamente. Nos acurruca.

En el segundo disco, el barítono Dietrich Henschell se luce con obras de Beethoven, Schubert y Korngold. Destacan los poemas de Johann Wolfgang von Goethe puestos en pentagrama por Franz Schubert.

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El tenor Werner Güra tiene a su cargo un fragmento noble de Die Schöne Müllerin (La bella molinera), ese ciclo maestro de canciones schubertianas, enseguida un tramo del Dichterliebe (Los amores de un poeta), obra maestra de Schumann desde poemas de Heinrich Heine. Y culmina con tres lieder de Clara Schumann. Exquisitez. He aquí el esplendor del género lied, ese nivel supremo de la expresividad romántica, amorosa, mediante el canto apoyado en piano.

The Romantic Cello, ese dulce encanto, atesora en dos volúmenes una distribución igualmente sensible, inteligente: el primer disco inicia con la belleza exaltada y exultante de la Polonesa Brillante de Chopin, sigue con la fabulosa Suite Popular Española de Manuel de Falla, se sumerge en la Sonata para chelo y piano de Debussy, alcanza clímax con la Sonata en do de Britten y culmina de manera fulgurante con el rapto de una rapsodia de Bela Bartok.

Como es costumbre del Disquero, aproximamos al lector una nueva recomendación bibliográfica: en su nuevo trabajo, el maestro Rüdiger Safranski refresca las nociones que conocemos del arte del romanticismo, que es una época creativa, y lo romántico, que es una actitud del espíritu que no se circunscribe a una época.

La mejor definición de lo romántico sigue siendo la de Novalis: “En cuanto doy alto sentido a lo ordinario, a lo conocido dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo finito, con todo ello romantizo (Ich romantisiere)”.

El espíritu romántico, confirma Safranski, es multiforme, musical, rico en prospecciones y tentaciones.

Conduce a lo que denomina la vivencia mítica.

Mueve al mundo.