El crecimiento de la economía mexicana en los últimos 20 años –periodo transcurrido desde la imposición del actual modelo de desarrollo en el país– fue calificado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como decepcionante. En un reporte publicado ayer, el organismo aseguró que en el país ha ocurrido un fracaso industrial y un lento avance en los indicadores de bienestar de la población. Un pronunciamiento que sirvió de marco para que confirmara que México será una de las naciones más golpeadas por la actual recesión, y que la destrucción de empleos formales, que este año ha rozado máximos históricos, se extenderá a 2010.

La OCDE confirmó ayer su pronóstico del 24 de junio pasado de que la economía mexicana tendrá una contracción de 8 por ciento en 2009, medio punto más que la caída hasta de 7.5 por ciento anticipada por el Banco de México.

Va a haber un impacto aún mayor en el empleo, comentó Piritta Sorsa, jefa de la división de estudios económicos de la OCDE, en una teleconferencia desde París, donde está la sede del organismo, al presentar el Estudio económico de México 2009.

La especialista consideró que la economía mexicana, que ahora vive la recesión más pronunciada en siete décadas, comenzará a revertir la caída hacia finales de este año, aunque ello no se reflejará en una recuperación del empleo. Anticipó que el desempleo, que afectó a 3.5 por ciento de la población en edad de trabajar en 2008, subirá a 5.7 por ciento este año y llegará a un máximo de 6.9 por ciento en 2010. En números absolutos, ello significa que el siguiente año se añadirán 541 mil plazas perdidas en el sector formal de la economía.

El Banco de México aseguró el miércoles que este año se perderán hasta 735 mil plazas en el sector formal, el doble de las que fueron creadas en 2007 y 2008, los dos primeros años de la administración del presidente Felipe Calderón.

Además de las cifras puntuales sobre el comportamiento esperado de la actividad productiva, el estudio anual de la OCDE sobre México llama la atención sobre los límites que muestra la economía mexicana para lograr mayores tasas de crecimiento y mejorar el bienestar de sus habitantes.

Casas en el cerro del Chiquihuite, en la delegación Gustavo A. MaderoFoto Roberto García

El crecimiento en México durante los últimos 20 años ha sido decepcionante, aun cuando mejoró en comparación con otros mercados emergentes y esto refleja principalmente un débil desarrollo de la productividad laboral, indicó el documento. El fracaso industrial demuestra que el pobre desempeño tuvo una amplia base, puesto que el escaso desempeño relativo de la productividad se aplica a cerca de 80 por ciento del empleo total.

Piritta Sorsa aseguró que el bajo crecimiento refleja la rigidez de la economía mexicana, hay demasiadas regulaciones. Si se redujeran esas barreras, México crecería más, como ha ocurrido con naciones de Asia.

Reducir la dependencia petrolera

La especialista de la OCDE planteó que las finanzas públicas del país deben estar preparadas para una reducción de los ingresos petroleros a largo plazo. Y en el terreno fiscal aseguró que debe ser eliminado gradualmente el subsidio que se otorga al consumo de electricidad y gasolinas. Según Sorsa, dos terceras partes de la gasolina en el país es consumida por los estratos de población de mayor ingreso, por lo que, a su juicio, la subvención beneficia directamente a los más ricos.

Los subsidios a la electricidad y gasolina equivalen a 3 por ciento del PIB de México (unos 375 mil millones de pesos); es un consumo que beneficia a los ricos. Si se eliminara ese subsidio, habría recursos para atender necesidades de gasto social, afirmó.

Desde el punto de vista de la OCDE sí es posible aumentar los ingresos fiscales por la vía de gravar el consumo de alimentos y medicinas, aunque matizó al afirmar que para ello debe esperarse a que pase la actual recesión económica.

Sí debería gravarse un poco el consumo de alimentos y medicinas cuando las cosas estén mejor, declaró. Expuso que una política de este tipo debería a la vez tratar de proteger a los estratos de menor ingreso.

No debemos incrementar los impuestos durante una recesión, pero es necesario prepararse para aumentar la base de ingresos públicos, dijo. A lo mejor una salida no está en aumentar las tasas de impuestos, sino en que todos paguen y en aumentar la base de recaudación.