Auténticos lores
ocas cosas han indignado tanto a la población inglesa como enterarse de las formas utilizadas por sus legisladores, altos funcionarios y los integrantes de la Casa Real para gastar el dinero público en tiempos de crisis. El The Daily Telegraph publicó las triquiñuelas utilizadas por los diputados para aumentarse el salario que devengan, a pesar de que les pagan más que suficiente para llevar una vida sin sobresaltos. Desde fingir que viven en un departamento alquilado (y recibir por ello una jugosa compensación), cuando en realidad poseen casa en Londres, hasta arreglar con cuenta al erario la piscina de sus mansiones, la cancha de tenis, adquirir coche nuevo o pagar los intereses de una hipoteca.
El secretario de Sanidad resultó el más gastalón: casi 50 mil euros en un año. La lista es larga, como también la devolución de los sobresueldos obtenidos haciendo trampa. Por el escándalo renunciaron varios secretarios de Estado, mientras algunos diputados pidieron licencia en el Parlamento para que las investigaciones se realicen sin interferencias.
La indignación de los británicos con su clase política, con sus funcionarios, no termina a dos meses de que se conocieran las formas poco éticas con que aprovechan sus cargos en beneficio personal. Todos los partidos se han visto afectados y los diputados más conocidos reciben abucheos ciudadanos cuando llegan a los restaurantes, donde comen con cargo al erario. Nadie niega que exista corrupción entre la clase política inglesa, como recibir dinero a cambio de leyes para beneficiar a grupos privados, adjudicar obras, contratos. Ahora es la corrupción de tipo moral, de engañar con tal de recibir más beneficios, y cuando la economía inglesa pasa por un pésimo momento y aumenta el número de desocupados.
Para coronar el pastel, se publican los gastos de Carlos, el príncipe heredero, en 2008: 20 millones de dólares, 5 millones más que el año anterior. La explicación: el futuro rey de Inglaterra tuvo mayores erogaciones como representante oficial de la corona a escalas nacional e internacional. Sus viajes al exterior resultaron muy caros, aclara la oficina del príncipe. Y eso que la crisis económica aconseja economizar.
En cambio, Carlos posee más de 50 mil hectáreas agrícolas, además de numerosos bienes inmuebles de los que recibe ingresos. Es inmensamente rico, como su mamá, la reina Isabel, y demás parentela. Y aunque sus ingresos por esas propiedades aumentaron, este año, le pagó al fisco 10 por ciento menos que el anterior.
En México, funcionarios, sus familiares, legisladores, jueces, se aprovechan también del erario: para la cirugía facial de sus esposas, compra de coches, viajes, dentaduras relucientes, pago de falsos asesores. Son unos auténticos lores ingleses.