Opinión
Ver día anteriorViernes 31 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ruta Sonora

Natalia Lafourcade

Tom Corona & his Coming Burgers

E

l estruendoso silencio de las hojas secas cayendo del cielo cual ideas, recuerdos, sentimientos nuevos. Los rayos del sol, latires nuevos de mujercita creciendo, tintineando a través de esas rendijas que son los ojos cuando uno despierta hacia dentro. Ocho meses en Canadá le sirvieron a la cantautora mexicana Natalia Lafourcade para sacudirse ese pasado regenteado por adultos que le indicaron a dónde ir, a pesar de que ya componía gran parte de su música. Ocho meses para, luego de un lustro de giras, discos, premios Grammys… refugiarse en un dicho viaje existencial que le ayudó a replantear metas y propósitos, reorientar energías, rodeada por músicos y campiñas, y entonces volver a México con el disco Las cuatro estaciones del amor (2008) y el recién desempacado Hu hu hu (2009): difícil se ve que un disco compuesto por algún mexicano o mexicana a lo largo del presente año, supere en calidad y belleza a este conjunto de soñadores y deslumbrantes temas.

Lejana a sus otrora linderos comerciales, en este nuevo disco Lafourcade da continuidad a esa maravilla instrumental, orquestal, que construyó en Las cuatro estaciones…, en el que a pesar de contar con una de las voces más privilegiadas de su generación, eligió callar y dejar hablar al corazón a través de las cuerdas y los metales.

Dejando otra vez salir su hermosa voz, llena de inflexiones nuevas, pero manteniendo su estilo, ya sea cantando, tocando guitarra o piano, en Hu hu hu explora una floresta agreste, arriesgada, influida por artistas como Björk, Joanna Newsom, Tori Amos o Juana Molina, pero con un toque acústico harto personal, construido sobre bases jazzísticas, bossa-noveras, folk y clásicas, llevadas a un pop lejano al plástico barato, y cercano a la concepción más exquisita del género, emparentado con la melodía volátil, creativa, y la riqueza de los arreglos instrumentales. Acordeones, trombones, celestas, vibráfonos, clarinetes, flautas, tubas, cornos ingleses, melódicas, teclados análogos, percusiones tribales, guitarras acústicas, pianos magros y coros angelicales, enmarcan una travesía onírica que fluye cual agua cristalina y parece flotar y provenir de un cuento de hadas en el que la intensidad no está dada por la distorsión o el volumen sino por la magnífica disposición de sus elementos, lo que da como fruto una obra íntegra, coherente, jugosa, cual si fuese un ente de la naturaleza, afianzado por sus productores Marco Moreno y Emmanuel del Real.

Se trata del disco en el que Lafourcade ha estado más involucrada, tanto en talento como en alma: desde la composición de música y letra, hasta la concepción integral y visual. Cada frase, cada nota, transmite pasión, libertad, sinceridad: la entraña de una chica creativa, frágil, en crecimiento, a medio camino entre la ilusión y la desilusión. Notable es también el arte del disco, a tono con la música: una sensación bucólica lo impregna todo; fotos soleadas, trazos rústicos y animalitos del bosque. Quizá a algunos les parezca meloso o ñoño. Sin embargo, Natalia no cae en lo infantiloide, sino que rescata esos elementos de la niñez que permanecen en los seres humanos toda la vida, como un eje de salvación que pueda regresarlo a uno rumbo a la sensatez, lo diáfano, lo sencillo, lo valioso.

Aunque ningún tema sobra, resultan altamente gozosos Cursis melodías, Tiempo al viento, Lets get out, Hu hu hu (ligeramente electrónica, con Julieta Venegas), Niño Hoja, Look outside (con Juanson), Ella es bonita y la gran Azul.

Que no los lleven al baile con esa engañifa llamada Ximena Sariñana, ni le hagan el feo a Natalia por su pasado popero. Para fortuna de nuestros oídos, Lafourcade ha madurado en fineza y honestidad musicales tales, que ya quisieran para un domingo muchos roqueritos.

Natalia actuará el 4 de agosto en El Vicio (Madrid 13, Coyoacán), 21 horas; el día 6 con María Daniela en un Secret Show de Myspace (entradas en myspace.com/uvm_rockea_duro), y el 29 en el Lunario a beneficio de la organización Un Techo para mi País.

Ruidismo experimental

Tras una exitosa relaboración de su obra el pasado 9 de julio, por parte de cinco músicos locales mexicanos agrupados como los Coming Burgers, el enigmático compositor ruidista de vanguardia, Tom Corona, vuelve a permitir que le interpreten: Itzam Cano (contrabajo), Ramón del Buey (clarinete bajo), Darío Bernal (percusiones); el argen-mex Diego Elgarte (sintetizadores) y el neozelan-mex Misha Marks (guitarra). Corona no se deja entrevistar ni fotografiar, y presencia de incógnito los conciertos en los que otros reinventan sus composiciones. También en vivo: Arto Ensamble (improvisación). Irrepetible. La Bota (Regina 48, Centro). 20 horas, entrada libre.