Ante la indiferencia del Gobierno del Distrito Federal (GDF) y de la delegación Benito Juárez, la monumental Plaza México cumplió ayer cinco semanas consecutivas cerrada ilegalmente por decisión del empresario Rafael Herrerías Olea. El pasado domingo 28 de junio, al término de la cuarta novillada correspondiente a la temporada chica 2009, el magnate anunció unilateralmente la suspensión del serial, en protesta, dijo, por una decisión del juez Ricardo Balderas, quien se negó a premiar con una oreja la faena de un joven aspirante a figura de la tauromaquia.

Lleno de auténtica o fingida indignación ante la injusticia, Herrerías abandonó su palco en el callejón de la México y subió hasta donde se encuentra el del juez, para insultarlo con toda clase de improperios. Su enojo llegó a tal grado, que arrancó el trapo que cuelga del biombo de la autoridad y ostenta el escudo de la ciudad de México. No conforme con este exabrupto, el empresario pisoteó el símbolo repetidas veces.

Como la plaza tiene un servicio de seguridad privada, la policía capitalina se abstuvo de intervenir, negándole en consecuencia toda protección a Ricardo Balderas, el decano de los jueces de la México, que a la sazón tiene 83 años de edad. Hace varias temporadas, en otro arrebato, Herrerías lo insultó y lo amenazó de muerte; pese a que el anciano juez lo denunció ante el Ministerio Público, la procuraduría del Distrito Federal no hizo nada al respecto.

El año pasado, Herrerías golpeó por la espalda al también juez de plaza Gilberto Ruiz Torres, en un zafarrancho en que la policía ayudó a huir al agredido pero no detuvo, ni mucho menos, al agresor. De acuerdo con el Reglamento de Espectacúlos del Distrito Federal, la empresa de la México tiene la obligación de dar un mínimo de ocho novilladas al año, ya que de lo contrario puede perder su licencia de funcionamiento.

A mediados de mayo del año en curso, Herrerías anunció un serial de 12 novilladas y cuatro corridas de preselección para la temporada grande, que en teoría comenzará en octubre o noviembre. Sin embargo, al término de la cuarta novillada se encolerizó y cerró la plaza, sin que hasta la fecha haya recibido amonestación o apercibimiento alguno de parte del gobierno capitalino.

La sospechosa tolerancia de la autoridad da nuevos impulsos al rumor de que en el fondo hay un acuerdo para cerrar definitivamente el embudo, demolerlo y construir sobre el terreno un centro comercial más.