ajo diferentes fórmulas, pero Chivas, América y Pumas sufren en este inicio de torneo. Preocupan los dos equipos más populares de nuestro balompié, ya que no han ganado y además sus niveles rayan en la mediocridad, mientras que la escuadra universitaria se encuentra entre la campeonitis y el poco tiempo que tuvo para preparar esta temporada.

Ya resulta aplastante la supremacía de Cruz Azul sobre Pumas. Los Cementeros juegan mejor en Ciudad Universitaria que en su propio estadio Azul. Después de su caída ante Jaguares, los celestes consiguieron dos goleadas, primero ante el modesto Herediano y luego ante su cliente frecuente.

Son ya ocho triunfos al hilo en el México 68 y eso sólo tendría una explicación: la jettatura futbolera, que esta vez se empezó a integrar con ese increíble autogol del (hasta ayer) confiable Darío Verón. En jugadas previas a su anotación, el paraguayo se había mostrado muy sobrado y tanto a él como al resto del plantel les vendría bien una dosis de humildad.

Sin embargo, más allá de sus dos derrotas en este inicio, los Pumas muestran el mismo empaque que tuvieron el torneo anterior. Hasta antes del error el duelo había sido nivelado y había funcionado el catenaccio a la Tuca: los 11 elementos en su propia área, cerrando espacios y presionando al rival, en busca del contragolpe mortal.

Ese sistema les funcionó en la liguilla anterior, sobre todo en la final ante Pachuca, y de seguro le seguirá ayudando, fundamentalmente porque el equipo tuvo continuidad y ahora Ferretti sólo deberá apretar tuercas para alejar la campeonitis.

Caso distinto el de Chivas. Desde la llegada del timonel Francisco Ramírez, el Guadalajara perdió el futbol vistoso que había tenido con Efraín Flores. El mal ambiente en el Rebaño se hizo evidente cuando el ex auxiliar de La Volpe y Eriksson culpó a sus defensas de la derrota.

En esas extrañas decisiones que lo han caracterizado desde su intempestiva incursión en el balompié, el adinerado Jorge Vergara exculpó al entrenador y criticó otra vez a los jugadores que alguna vez llamó niños caguengues.

Por su parte, las Águilas tienen mucho plantel, pero carecen de técnico. Ya se cruzan apuestas a ver cuál Ramírez –Francisco o Jesús– cae primero, pero a Chucho le armaron un trabuco y ya no le queda mucho tiempo para demostrar que puede con los grandes como lo hizo con los chicos.

Pachuca ocupa ahora el lugar que una vez tuvo el América. Y no en cuanto a títulos, sino en el favoritismo de los árbitros. Desde hace varios torneos era evidente la magnanimidad de los silbantes con los Tuzos, pero en este inicio ya es algo descarado. Dos fechas y dos penales inventados hacen ahora evidente lo que antes era secreto a voces.

Por eso resulta positivo el castigo a Christian Giménez. Nadie niega la calidad y entrega del Chaco, pero en el penal que derivó en el triunfo sobre Estudiantes de la Universidad Autónoma de Guadalajara se tiró un clavado para engañar al silbante. Ahora Gallos protestará la pena máxima que le sancionaron en esta fecha dos y podría resultar benéfico para el balompié mexicano que los tramposos sean exhibidos y castigados… aunque sólo sea para los de pantalón corto.

El que ya espera la sanción es Matías Vuoso, quien se lanzó burdamente y el árbitro Jaime Herrera se vistió de lagunero e inventó un penal localista.

Javier Aguirre dio su lista para el duelo ante Estados Unidos y, al margen de las eternas polémicas de las convocatorias, es ilustrativo que se deshizo del vestidor que antes controlaba al Tri. Sólo Rafael Márquez se mantiene, mientras sus compadres Pável Pardo, Oswaldo Sánchez y Jared Borgetti ya quedaron en el olvido. Casualmente, o no, todos ellos ex rojinegros.

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