Concluyó la restauración de esa obra novohispana, informan coordinadores del proyecto
Jueves 6 de agosto de 2009, p. 6
Luego de más de cinco años de investigación documental, análisis exhaustivos y un delicado trabajo de intervención, las pinturas y esculturas del retablo de Coixtlahuaca, Oaxaca, terminaron de ser restauradas en días recientes, lo que dio nueva vida a una de las más importantes obras de arte novohispano del país.
En entrevista con La Jornada, la coordinadora de este proyecto, Yolanda Madrid Alanís, y el investigador Javier Vázquez Negrete, detallaron la importancia de esta pieza y la manera en que un grupo de especialistas la estudió y la puso al punto
de nueva cuenta.
Entre los descubrimientos más notables de este trabajo –aunque todavía no hay un grado de certeza absoluta al respecto– es que las pinturas del retablo podrían ser obra del artista sevillano Andrés de Concha, considerado como uno de los creadores europeos más diestros que llegaron en el virreinato, y quien también realizó obras destacadas en Yanhuitlán, Tamazulapan y Teposcolula.
Mediante las labores de restauración, que se iniciaron en 2003 y acaban de concluir hace apenas un mes, pudimos estudiar una de las poquísimas obras del siglo XVI que todavía nos quedan, y entender cómo era la producción pictórica sobre tabla en Oaxaca
, un estilo que cultivó aquí con gran maestría no sólo De Concha, sino también el pintor flamenco Simón Pereyns.
Desde el punto de vista artístico, uno de los aspectos más interesantes del trabajo fue detectar la técnica exacta del autor, la anatomía de las capas y los diversos materiales utilizados.
Este proyecto enriquece el estudio de las técnicas novohispanas y las influencias europeas de ese entonces. Con ese retablo se inició una tradición importante en pintura virreinal, un periodo manierista con elementos del arte español e italiano, sobre todo por los colores, el tratamiento del paño o la tabla así como la fisonomía de los personajes retratados
, explicó Yolanda Madrid.
Proyecto multidisciplinario
El proceso completo de estudio e intervención del retablo de Coixtlahuaca, llevado a cabo in situ por especialistas y estudiantes destacados de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, puso en juego todos los recursos en manos de esa dependencia.
Después de realizar una gran cantidad de estudios químicos, biológicos y estilísticos, que sirvieron para definir la mejor forma en que la pieza debía ser restaurada, finalmente en junio de 2008 comenzó el desmontaje de las 14 pinturas (11 sobre tabla y tres sobre tela) y nueve esculturas que componen el retablo, de 16 metros de altura por 15 de base.
A pesar de que el deterioro de la pieza no era tan avanzado, la obra ya había sido alterada por los sismos frecuentes en la región y también, aparentemente, por un incendio ocurrido en el siglo XVIII, por lo que fue necesario trasladar a todo un equipo de investigadores, con laboratorio incluido, para evitar un daño mayor.
Además, la propia comunidad se negó a permitir que el retablo fuera trasladado a otro sitio, por temor a que ya no regresara completo, como ha ocurrido con otras piezas que han sido motivo de saqueo.
Fue un trabajo exhaustivo, pero también un ejemplo interesante de cómo funciona un proyecto multidisciplinario, porque colaboraron expertos de las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, así como de El Colegio de Michoacán
, añadió por su parte Javier Vázquez.
El retablo, que narra la historia de Jesucristo desde su nacimiento hasta la ascensión, será colocado de nuevo en su lugar antes de que termine el año, una vez que concluyan los trabajos para remozar la estructura de madera que sostiene a esa pieza novohispana.