La música coral es hoy día la experiencia artística más importante en Estados Unidos.

Con base en los resultados de un estudio efectuado por la organización Coros América, la práctica de esa actividad entre la población del vecino país predomina sobre el interés de ir al teatro o visitar museos.

Según Jeffrey Douma, director de los coros de la Universidad de Yale, lo anterior se explica por la creciente necesidad de las personas de interactuar con sus semejantes, luego del nivel de individualismo o soledad al que la dinámica contemporánea nos tiene sometidos.

En Estados Unidos las personas tienden, como experiencia artística, a sumarse a un coro. Es algo más allá de un interés artístico; es una necesidad social e incluso vital. Hay muchos coros comunitarios en iglesias, escuelas, entonces a veces no todo mundo lo ve con claridad, pero el de los coros es uno de los movimientos más importantes en mi país, en términos artísticos y sociales, indica.

Pienso que por la realidad prevaleciente en nuestros días estamos atrapados por la tecnología, pegados a la computadora o al teléfono, lo cual nos aísla cada vez más de nuestro entorno. Entonces, se crea una necesidad de interactuar con otras personas, y la música coral es perfecta, un instrumento ideal para ello.

El prodigio del sonido colectivo

En entrevista con motivo de la primera gira que el Coro de Alumnos de la Universidad de Yale realiza en México, Jeffrey Douma considera que la música coral resulta una excelente alternativa para cubrir la necesidad de todo ser humano por tener o sostener una experiencia creativa o artística, al no requerir de más inversión que el tiempo y la disposición, así como de disciplina y un poco talento.

Cantar es, por sí misma, una experiencia indescriptible y altamente gozosa, pero al hacerlo de manera colectiva se gesta una fuerza incomparable, única. La voz es un elemento muy especial, al ser de los rasgos que identifican a cada una de las personas. También es una especie de misterio, porque bien a bien no sabemos de dónde proviene, señala.

Al tocar un instrumento, uno puede ver de dónde y cómo nace el sonido, pero al cantar uno tiene que imaginar el sonido para poder producirlo. Es un hecho prodigioso poder producir la voz que uno emite; y en un coro, tener que escuchar la voz de los compañeros y acoplarse con ellos para crear un sonido colectivo. Definitivamente, la actividad coral tiene un profundo sentido místico y ritual.

Si bien esta es la primera gira que realiza por nuestro país el Coro de Alumnos de la Universidad de Yale, antes ya se presentó en escenarios nacionales otro grupo coral de esa universidad estadunidense, el Yale Glee Club, el más antiguo y de mayor tradición en esa institución, creado en 1861.

Fundado en 1997, el coro de alumnos cuenta en la actualidad con 107 intérpretes, la mayoría son egresados de dicha institución en diferentes carreras, aunque también participan esposas, hijos, familiares y amigos de ellos. Eso explica porqué el rango de edad en la agrupación abarca de 14 a 83 años.

Según explica su director, éste es un coro sui generis en el mundo, debido a que sólo se reúne una ocasión al año para realizar giras, sin importar que varios de los integrantes vivan en diferentes estados de la Unión Americana e inclusive en el extranjero. Además, es un grupo autofinanciable, ya que se sostiene con las aportaciones económicas de los cantantes.

Recital en la Sala Nezahualcóyotl

La gira mexicana que realiza el Coro de Alumnos de Yale incluye tres presentaciones. La primera se efectuará este viernes, en Puebla; la segunda será el sábado, en el Instituto Mexicano de la Radio y, la última, el domingo, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, a las 18 horas, donde será acompañado por la Milenium Sinfonietta, dirigida por Jesús Medina.

El programa incluye el estreno mundial de sendas piezas del compositor mexicano Jorge Córdova y el estadunidense Rene Clausen, así como la Misa de coronación K317 y Laudate Dominum de vesperae solennes de confessore, de Mozart, y piezas tradicionales en el repertorio de la Universidad de Yale, entre ellas algunos spirituals.